Wednesday, September 14, 2005

Arriba...


A veces, lo único que hace falta es un día movido.

Y a veces ustedes lo hacen movido... en fin, me sentiría idiota siguiendo con la cadena de comentarios de la entrada de ayer. Es 15 de septiembre y el grito va a ser con puro trabajo, así es el negocio.

He estado pensando mucho en mi historia favorita de la vida de Harlan Ellison, estos días...

No se preocupen si no conocen el nombre... nadie menor de cincuenta años debería conocerlo... pero en fin, él es uno de mis seres humanos favoritos, el escritor que le ganó a James Cameron la demanda por robarle la idea de Terminator... bueno, Harlan odia que la gente fume, y en alguna ocasión insertaron en uno de sus libros una tarjeta de publicidad de cigarros, aún cuando él lo habría prohibido expresamente en su contacto.

Harlan exigió que se retiraran los libros y se eliminara la tarjeta. El editor se negó.

Harlan envió varias amables cartas solicitando que se cumpliera el compromiso establecido en su contrato. El editor siguió negándose.

Harlan organizó a varios de sus amigos para enviar ladrillos a la oficina del editor. Doscientos cuarenta ladrillos, envueltos en papel de estraza. Con el último venía una amable nota, pidiendo una vez más el retiro de los libros, o que en caso contrario, utilizara los ladrillos para construir una pared que podría, podría resistir lo que venía a continuación.

Harlan le cobró un favor a un asesino a sueldo que conocía. El asesino (Lituano de dos metros en gabardina de cuero) se acercó al editor a la salida de su oficina, le dijo al oído el nombre de sus hijos y a qué hora salían de la escuela, y que más le valía retirar los libros.

La oficina del editor le pidió a Harlan que desistiera, porque el editor tenía un corazón frágil. Harlan solicitó una vez más el retiro de los libros, y con una sonrisa les dió la tarjeta de un buen cardiólogo.

Harlan encontró una ardilla muerta en su jardín. La tomó, envolvió, y envió al editor por correo de cuarta clase. Tardó en llegar más de dos semanas. Cuando llegó, el editor abrió la caja.

Entonces, el editor retiró los libros.

No sé qué tanto de cierto haya en la historia, pero me gusta... me gusta creer que todo lo que se necesita es insistir, que existe la justicia, y que los buenos ganan al final. Pero bueno, chaqueta mental, la llamarían por acá.

Eso de allá arriba, es una de las pocas ciudades que dibujé este año... aún me gusta la nave, el fondo me retuerce un poco. Y eso de mañana, es otro capítulo de esa tira buena a secas con pésimos guiones que a veces hago.

Ah, y en la página de Deviantart hay un garabato nuevo. No tanto, pues, tiene casi dos años, pero es de esos que aún hoy no podría hacer mejor. Creo. Vuelvo a mi burbujita.

Eso es.


1 Comments:

Blogger aurangelica said...

Axel!

Interesante historia.
No la conocía.

Espero tengas un día genial.

:*

Me sigue gustando mucho la Lisa que hiciste.

9:07 AM  

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