Viernes, mi viernes...

Supongo que ese mensaje de que los comentarios tienen que ser aprobados por el administrador se ve bastante grosero y ofensivo, ¿verdad?

Recibí un mensaje anoche que se perdió por accidente (lo siento), de Lucero (a quien no tengo el gusto de conocer), que me decía poco más o menos que iba a comentar algo, pero que se le quitaron las ganas en cuanto vió que había activado el moderador, que yo no tenía por qué decidir qué aparecía y qué no, y que esto daba una pésima imagen de mí.

Mmm... digamos que invito a todos a una fiesta a mi casa, y que el primero que llega vomita en la entrada. ¿Qué daría peor imagen de mí: que deje su recuerdito ahí, o que limpie para evitar que alguien lo pise?

Ok, recapitulando: a fin de cuentas, esta es mi página web. Es a donde mando a mis clientes cuando me piden ver muestras de mi trabajo. Lleva mi firma y por tanto es un producto al que le estoy garantizando un nivel de calidad (buena o mala, pero la que yo decida) y yo tengo que responder por lo que aquí aparezca. Y creo que si se dan una vuelta por los archivos, verán que hay bastantes comentarios que me hicieron rechinar los dientes, pero hasta hace una semana jamás borré uno sólo, porque supuse que eran legítima expresión y que si yo la había pedido siempre, no podía menos que otorgarla.

Hasta hace una semana...

Quiero ir rápido con esto porque no vale la pena, ¿de acuerdo? He recibido bastante más de mi cuota de críticas. Por supuesto que no me gustan. ¿A ustedes sí? Pero en la mayoría tenían algún trasfondo utilizable o estaban razonablemente meditadas. Creo que todos se dieron cuenta de que me equivoqué en la nacionalidad del Che Guevara, y que mis acuarelas apestan, y que hay a quien no le gusta Herodes, y n número de cosas. No niego nada y no hay nada que esconder, todo está aquí.

Holy no es monedita de oro, un servidor mucho menos. Todo mundo está en todo el derecho de odiar a cualquiera de los dos o a ambos. Todos tienen derecho a mencionarlo: "Animal, odio tu tira y tú eres un imbécil". OK. Una vez. El ser humano normal se conforma con eso. Pero, cuando alguien que ni siquiera tiene los pantalones para firmar empieza con amenazas, aires de grandeza e insultos para un servidor, mi compañera, Holy, y mis lectores, y de la manera más infantil posible (y no creo que los niños de hoy sean capaces de decir algo tan idiota) me dice que lo único que le importa es seguir moliendo, y que va a seguir acechando y a escribir todo el tiempo y que no puedo estarlo vigilando porque siempre va a estar conectado y cuando menos lo espere va a escribir más ofensas, ñaca ñaca...

Bueno, disculparán si esa criatura me incomoda.

Conozco a muchos de ustedes. Y realmente son gente extraordinaria. La mayoría quieren hacer líneas de papelería, escribir libros (o ya lo hicieron), hacer películas, montar exposiciones, ser maestras de universidad... en fin, la mayoría están en el camino de hacer grandes cosas. Y creo que el mundo ya está bastante atascado de sabandijas que hacen lo que les da la gana porque saben que pueden esconderse y que van a quedar impunes y que no hay defensa en su contra. Así que, al menos aquí, quiero que ustedes estén seguros que sólo va a haber gente de su nivel y digna de codearse con ustedes, gente que está aquí porque viene a divertirse un rato, que tiene algo que compartir y aportar, y que si hace notar un error es para ayudar y no para poner más piedras en el camino.

Así que por favor disculpen el detalle del moderador... todos sus comentarios van a aparecer, palabra de Grinch. El retraso es únicamente para evitar darle a la sabandija un bit de este espacio.

¿Qué soy fascista? Bien, no veo por qué debo darle consideración a alguien que sólo viene a destruir y a colgarse de lo poco o mucho que podamos haber hecho, alguien que no tiene la mínima noción de valor, decencia, agallas o la más elemental humanidad. Un día, Sócrates reunió un montículo de estiércol, y le dijo a sus estudiantes que le hablaran al montículo hasta que lo convencieran de moverse. Después de largo rato de esfuerzos obviamente infructuosos, Sócrates llegó y lo quitó. Y dijo a sus estudiantes: "Aprendan esta lección: es imposible razonar con la m***da. Sólo pueden limpiarla".

Claro que están en todo su derecho de estar del lado del otro...

Pero, en cuanto a tí, ya he dedicado mi último pensamiento al desperdicio de oxígeno que eres. Te declaro inferior a mi atención e indigno de acercarte a mi gente. Te exhorcizo. Vuelve a tu mediocridad. Te condeno al olvido. Tu patético ruego por inmortalidad no va a tener respuesta aquí.

Eso es.