Rumiando...

O sea, ya búsquense otro pasatiempo el par, ¿no? (Me imagino que para todos es evidente a quienes dos me refiero)
Apliquen todo ese tiempo libre (que evidentemente tienen para aventar) en hacer algo productivo, por favor. Hasta lo mejor de mi conocimiento, no los tengo encadenados, no les debo la renta, y no somos parientes, y sobre todo, nadie los obliga a acercarse siquiera por aquí. Así que compórtense como que ya evolucionaron. Gracias.

Y a todos los demás, ¿en qué íbamos?

Oh, sí, definitivamente hay más tiempo para trabajar con la Onlyguana de viaje... y también estoy arañando las paredes y regresa hasta el viernes, y me falla la inspiración en consecuencia... caramba, uno se acostumbra tanto a alguien que se le olvida cómo eran las cosas en la época anterior...

Regla veintinueve del freelance: todos los cambios que urgen y que te desvelaste dos días por hacer, no los había aprobado el cliente del cliente... así que por fin pude avanzar con el súper proyecto personal que por fin nos va a sacar de pobres, y que al final del día quiero resetear y repetir todo el avance de hoy. Sin fechas límites no se hace nada.

Había un escritor llamado Fredric Brown (les encantaría, si mi humor es negro, el suyo era ultravioleta) del que se decía que odiaba escribir, pero adoraba haber escrito. Lo cuál es mi caso aproximado, casi siempre detesto hacer las cosas, sólo las aprecio ya terminadas. Una dosis de masoquismo es indispensable para este negocio. Negocio. Je.

Así que sin presiones inmediatas de trabajo (lo que significa que nada se entregaba hoy), con la Onlyguana lejos, y con el restirador negado, me dí el lujo de hacer algo que no hacía como en seis meses, simplemente arranarme en el sillón y poner el dvd de los Increíbles... es imposible ver esa maravilla sin que: a)me den ganas de crear grandes historias y; b)me frustre pensando que nunca voy a llegar a hacer algo tan grande. Es un arma de dos filos, estar expuesto a mentes más grandes que uno. Pero bueno, es la única manera de tirarle más alto. Demonios, el trabajo que se llevaron en esa cosa, y hasta los viles storyboards son sobrehumanos...

En la última vuelta a San Diego me agencié un libro de uno de esos artistas que se salen de la escala humana, Alex Ross (es fácil que encuentren algo de él en la red, está por todas partes)... y más allá de frustrarme por su genio, se me grabó la introducción del libro. Dice que hay dos mitos:

Uno, que trabajando duro y creyendo en uno mismo, uno puede lograr cualquier cosa.

Otro, que sin importar qué tanto se esfuerce uno, jamás va a alcanzar lo que sueña.

Y que en algún momento de la vida, todos elegimos en cuál de los dos mitos vamos a creer.

Definitivamente ando bajo de azúcar.

Eso es.