Monday, November 05, 2007

3300 años no son nada

Lo más simpático de Tutankhamón es que aparentemente fue un faraón de lo más insulso y que realmente no hizo gran cosa... el hecho de que sea el más conocido de todos es sobre todo un accidente histórico. O más bien, que le tocó la carta más alta en la baraja y fue el único cuya tumba no encontraron los saqueadores. Los saqueadores de antes del siglo XX, claro.

Recuerdo que Tut siempre me fascinó desde el momento en que ví su máscara mortuoria, en una postal que trajo de alguno de sus viajes el progenitor ausente... a comparación, ver lo que están poniendo en exhibición en la vitrina del museo es de lo más anticlimático. Pero claro, ya quisiera yo verme así a los 3300 años, está tan bien conservado que parece de 3200. Aunque no puedo sacudirme la sensación de que es falta de respeto. Bueno, no mayor que la del museo de las momias de Guanajuato. Vamos, todas las toneladas de oro, conjuros, amuletos y maldiciones estaban ahí precisamente para evitar que ocurriera algo como ésto.

La maldición de Tutankhamón ha sido una de esas leyendas que crecen con el tiempo pero que nunca se acaban de sacudir... sí, la explicación es que los primeros que abrieron la tumba respiraron hongos microscópicos que llevaban miles de años cultivándose y para los cuáles no había defensa, lo que provocó que varios de ellos se momificaran antes de tiempo. Pero siempre hay sus detalles extras que condimentan la historia. Randolph Carter (googleénlo si es necesario, mis pequeños pitufitos) murió aparentemente de una infección causada por el piquete de un mosquito de aquéllos que sólo hay en África. Un piquete de lo más desagradable que le dejó una marca en la mejilla. Curiosamente en el mismo lugar que una cicatriz descubierta en la momia Tut. Oh, sí.

Lo maravilloso de esas cosas es que siempre queda una leve duda, por más que traten de explicarse. Bueno, no me refiero a las estupideces de la energía de las pirámides y las navajas de rasurar, pero seguro que aquéllos chamacos que caminaban como las Bangles sabían más cosas de las que imaginamos.

Me pregunto qué opinaría Tut de terminar en la vitrina...

Eso es.

2 Comments:

Blogger aurangelica said...

Vaya si que es interesante todo eso. Relamente hay muchísimas cosas en torno a Tut que causan bastante interés. Y no se diga en la historia de Egipto y las dinastías y reyes y mil cosas interesantes.

7:33 AM  
Anonymous Anonymous said...

Oye, Nancy, ¿no era Howard Carter? ¿Quién era Randolph?

Lo curioso de esa tumba no es que no se descubriera hasta el siglo dosequis, sino que la encontraron antes y a pesar de ello el tesoro continuó allí. Los sellos no estaban intactos. ¿Quiénes serían los que entraron?

A Tut ya tutto le da igual, avitrinado o avitrínico. :)

Y salú.

10:47 AM  

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