Uno de esos momentos...

... algún día le diré a los hipotéticos nietos: aquél día subí a la azotea justo para ver a Malcom despegar... y apenas lo veía, iba a más de 80 por hora, fácilmente... se alejó más de cien metros y dió dos o tres vueltas por la colonia hasta casi perderse de vista (nunca lo había visto volar en serio)... y después cambió de dirección y regresó para aterrizar a medio metro de donde yo estaba. Y tal vez el impermeabilizante de la azotea se volatilizó y me frió un par de neuronas, pero lo que hice a continuación, en lugar de ponerme a salvo con respeto y reverencia, fue sentarme junto al pajarraco y rascarle las plumas de la cabeza. Con todo y atardecer de fondo como película barata :P.

Y ahora creo que el Malcom se merece volver al bosque o a donde sea que le acomode mejor... es mucha pieza para estarse contaminando en este entorno urbano, y lo llevaría en la conciencia el resto de la vida si algo le pasa por no hacer nada para ayudarlo. Aunque me pese.

Je, je, pero por un instante me sentí el Señor de las Bestias :P...

Esa fue la parte buena del día... la del kilo de impuestos mejor ni mencionarla.

Seguimos trabajando... (y no quiero ni imaginarme, después de la reunión de Calderón con Bill Gates, quién va a ejtar dijiendo que ejte gobierno ejpurio nada maj le abre la puerta a loj ricoj)

Eso es.