Después del puente...

Chamacas y chamacos, un puente no está en sí en ir a dar la vuelta o en no ir al trabajo en ese día en determinado (lo cuál es un tanto difícil cuando uno tiene la oficina entre la cocina y la tv), sino en los pequeños detalles: las calles razonablemente vacías, los pubertos evitando su habitual ruta escolapia, el nivel de ruido a la mitad... el efecto psicológico siempre ayuda.

Claro que ya terminó demasiado pronto y hoy es la vida real de nuevo... ¿y ahora qué van a hacer los maníacos que se trepan a las pirámides en el equinoccio? ¿se recargaron de energía dos días antes, o se van a volar el miércoles?

Bueno, no es como si la mayoría de ellos trabajaran...

De repente, de la nada, ahora resulta que la generalidad de las adolespubertas anda de mallas ochenteras con minifalta... ¿tienen alguna especie de inteligencia compartida que les dice cuándo tienen que hacer su modificación de moda? me imagino en alguna parte del hiperespacio una mente tipo colmena a la cuál están conectadas todas ellas por medio de las antenas ocultas en sus pestañas, que les indica qué movimientos hacer y cómo comportarse y en qué momento cambiar las botas de cavernícola por mallas...

Estoy desvariando.

OK, esto tampoco lo inventé, aunque parecerá que sí:

En mi primer trabajo entendido como tal (apegándonos a la definición del Grinchionario de la real academia del hígado, que nos dice que trabajo es el lugar que detestas al que tienes que ir a fuerzas para recibir una magra remuneración que te va a mantener vivo justo el tiempo suficiente para volver al día siguiente al trabajo), allá por el año de Nuestro Señor de 1995 más o menos, pasé diez meses coloreando interminables cuadros de animación para comerciales de MTV que el jefe jamás fue capaz de colocar con todo y su cadena de contactos, mientras el (supuesto) equipo creativo agonizaba para crear la imagen, nombre y logo de una nueva línea de llaves de baño económicas de Urrea (lo que quizá tendría más mérito si el dueño de la agencia no fuera sobrino Urrea)...

En fin, estuve escuchando todo ese rollo de la imagen que iba y venía durante prácticamente los diez meses de colorear y delinear monos con puntilismo y tratar con el triunvinato de gerentes que combinaban la inteligencia de los Tres Chiflados con la bondad de Hitler, Eva Braun y el Dr. Mengele. Hasta que llegaron a llamar a la línea Dica Tu Llave al Agua, o algo así. Y Pavlov tenía razón... uno relaciona los estímulos con las causas, y después de un tiempo el sólo ver el logo de Dica me causaba náuseas. Había días (particularmente después de cobrar mis diez por hora) que sólo quería arrancar el logo de la pared y hacerlo pedazos. Pero jamás me atreví. Hubiera sido bastante idiota, aún conservaba cierto grado de sentido común.

Pero, así las cosas, hace un par de días Malcom llegó volando a la azotea con una hoja de papel en el pico. Que en un exámen minucioso, resultó ser una póliza de garantía de un juego de llaves de agua. Con el logo de Dica a tida página.

Y, no puedo creer que estoy diciendo esto, pero después de una sonora carnicería, mi pequeño monstruo particular dejó caer al patio el logo de Dica hecho pedazos.

Que nadie me diga ahora que la venganza no cae del cielo...

Adoro a esa criatura. Cuando se vaya lo voy a extrañar horriblemente. Algún día, tendré una mascota convencional...

En fin.

Pórtense mal, cuídense bien, Nancynismo para todos... saludos a la Polla con mayor madurez y experiencia, a la Prieta primada, al buen Buttkick, al heróico Cuaas, a la Caramela y el Darling Sr. de Caramela, a la contadora favorita, al Tipo Con Vida, a la Más Exótica de las Hijas, Minervita, Darkana, Rabbitto... y toda la maravillosa gente al otro lado del Alzheimer.

Y a la mejor prometida del mundo mundial...

Próxima semana, las ventajas y desventajas de empacar el Boing de guayaba en un Teseracto.

RECOMENDACIONES:

-Vimos Niñas Mal. Es exactamente lo que cabe esperar.

Eso es.