Derechos fundamentales...
Una de las pocas cosas admirables de los gringos, en teoría al menos (independientemente de que uno se la cura sabrosísímo viéndolos en su ambiente natural), es el principio de su declaración de Independencia: eso de que los hombres son iguales, y tienen derecho a la vida (¿o la paz?), la libertad, y la búsqueda d ela felicidad...
En este momento, mi felicidad sería muy fácil de conseguir... sólo quiero un misil Scud que apuntar a la casa a media cuadra donde desde hace tres horas nos están prodigando veinte mil watts de potencia sonora de la colección de los Tigres del norte... o me conformaría con un cartón de cocteles Molotov.
Vaya día...
Por cierto que fuí a la Editorial Universitaria a recolectar mis ejemplares gratuitos del libro De Vuelta a Verne... por si alguien quiere agenciarse el engendro, me avisan que está disponible en todos los Sistecopys, y aparentemente en las librerías Gonvill, por lo pronto. Supongo que habrá varios eventos promocionales a partir de enero. Caramba, todo esto va a ser muy diferente a partir de enero... pero de eso se trata, ¿verdad?
Hoy estaba pensando sobre la tesis de Stephen King sobre las palabras de Poder... él decía en alguna de sus novelas (tal vez en Semeterio de mascotas... no me considero fan absoluto del hombre, pero creo que tengo unos doce o trece de sus bebés en la biblioteca) que las mamás nos dan los buenos consejos, las guías de vida y costumbres. Pero los papás nos dan los sortilegios, los talismanes, las palabras de Poder... como las cosas inmencionables que le gritan al motor del coche cuando no arranca y que mágicamente lo reparan... me divierte la comparación, pero es cierto... las palabras tiene poder. Dice Alan Moore que en la edad media los bardos no eran admirados, eran temidos. Simplemente porque un bardo es más poderoso que cualquier hechicero. Un hechicero puede hacer que tus gallinas mueran o que tu vaca no dé leche, o que tu cosecha se pierda, y eso es malo. Pero un bardo puede usar sus palabras para ponerte en ridículo, para hacer que todos se rían de tí, y si lo hace en forma de una buena canción, puede hacer que siglos después de tu muerte la gente se siga riendo de tí...
Me gustan las palabras. Me gusta descubrir el poder que tienen oculto. Hay mucho más que "wey" y "chido" en el diccionario...
Es sábado, sean felices, es una orden.
Eso es.
En este momento, mi felicidad sería muy fácil de conseguir... sólo quiero un misil Scud que apuntar a la casa a media cuadra donde desde hace tres horas nos están prodigando veinte mil watts de potencia sonora de la colección de los Tigres del norte... o me conformaría con un cartón de cocteles Molotov.
Vaya día...
Por cierto que fuí a la Editorial Universitaria a recolectar mis ejemplares gratuitos del libro De Vuelta a Verne... por si alguien quiere agenciarse el engendro, me avisan que está disponible en todos los Sistecopys, y aparentemente en las librerías Gonvill, por lo pronto. Supongo que habrá varios eventos promocionales a partir de enero. Caramba, todo esto va a ser muy diferente a partir de enero... pero de eso se trata, ¿verdad?
Hoy estaba pensando sobre la tesis de Stephen King sobre las palabras de Poder... él decía en alguna de sus novelas (tal vez en Semeterio de mascotas... no me considero fan absoluto del hombre, pero creo que tengo unos doce o trece de sus bebés en la biblioteca) que las mamás nos dan los buenos consejos, las guías de vida y costumbres. Pero los papás nos dan los sortilegios, los talismanes, las palabras de Poder... como las cosas inmencionables que le gritan al motor del coche cuando no arranca y que mágicamente lo reparan... me divierte la comparación, pero es cierto... las palabras tiene poder. Dice Alan Moore que en la edad media los bardos no eran admirados, eran temidos. Simplemente porque un bardo es más poderoso que cualquier hechicero. Un hechicero puede hacer que tus gallinas mueran o que tu vaca no dé leche, o que tu cosecha se pierda, y eso es malo. Pero un bardo puede usar sus palabras para ponerte en ridículo, para hacer que todos se rían de tí, y si lo hace en forma de una buena canción, puede hacer que siglos después de tu muerte la gente se siga riendo de tí...
Me gustan las palabras. Me gusta descubrir el poder que tienen oculto. Hay mucho más que "wey" y "chido" en el diccionario...
Es sábado, sean felices, es una orden.
Eso es.
2 Comments:
Estas cosas les deberías poner en el journal del deviant, que están muy interesantes de leer ;p
A pesar de la órden, me niego a desperdiciar valiosa felicidad. Tal vez cuando re-re-entre a la Universidad.
Por cierto, existe la probabilidad de que también tengan el Libro (en mayúscula) en la librería / tienda de recuerdos del Ex - Convento del Carmen, ahí fue donde compre El Libro Monero...
Post a Comment
<< Home