Monday, March 09, 2009

Documentos...

...caramba... la primera vez no recuerdo que pidieran tantas cosas para la visa. Bueno.

Hay un montón de cosas por planear... por lo menos estamos en una antología que hay que presentar en la ConComics de mayo (tres páginas, no debería haber problema), y ahí mismo hay un concurso que suena coqueto... y varias cosas en distintas etapas de desarrollo...

Quizá lo mejor sea aplicar la ley de la escuela e ir despejando el restirador un proyecto a uno.

De una semana a otra, ya saqué las camisetas... y aún seguimos oficialmente en invierno, ¿no? Mi sentido arácnido me dice que este verano va a estar espectacular, de derretir pavimento.

Estos días estoy releyendo a Fritz Leiber. Fritz fue uno de esos fenómenos que prácticamente podían hacerlo todo... nació en 1910, y no empezó a publicar en serio hasta después de 1939, pero desde entonces nadie lo bajó de la cima por más de tres décadas... la mayoría de los escritores se especializan, pero Fritz se encontraba igual de a gusto con la ciencia ficción, el terror o la fantasía... sobre todo con el género de "espadas y brujería", que él prácticamente inventó, con su famosa saga de Fafhrd y el Ratonero Gris, los más grandes espadachines que han existido o existirán en cualquiera de los muchos universos.

NInguna de sus obras es de desperdicio... desde la sátira antirracista de "Un espectro recorre Texas" (que lo convirtió en uno de los autores "malditos" para las buenas conciencias), hasta el puro terror de "Esposa hechicera" o la fabulosa "Hágase la Oscuridad"... en estos días estoy terminando otra vez "Los cerebros plateados", su crítica de los 60's a la cultura de masas sin contenido... aún hace que me doble de risa, y aún no ha envejecido un día.

Si tienen un rato libre, y saben cómo conseguir estas partículas de pensamiento en la red (no que esté apoyando la piratería ni mucho menos), el ejemplo perfecto de relato Leiberiano es "Voy a probar suerte" (Gonna roll the bones), su relato inclasificable sobre una partida de dados con el Supremo Adversario, que le ganó todos los premios posibles en 1970.

Y eso es un desvarío literario...

Seguimos trabajando.

Eso es.

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