La muerte y los impuestos...

...aunque la muerte, como ya se ha dicho, pasa sólo una vez...

He aquí una perla de sabiduría: hay dos tipos de clientes: los que regatean, y los que no. En el 90% de los casos prefiero tratar con los que no.

Día agitado por delante, y el tráfico está bastante espantoso en estos días. Lo que me pone de humor genocida esporádicamente.

Eso sí, Anastasia se sigue portando bien.

Estas son dos páginas más de Robocristo: en la cuarta (que si esto se revolvió, es la que está totalmente en tonos azules), los sabios discuten que los ciudadanos robot se están suicidando porque el cometa les hizo ver que su vida es monótona y sin propósito, y proponen soluciones: iniciar una guerra, darles un nuevo conocimiento o inventar algo emocionante... hasta que la Supramente tiene la idea de crear un falso profeta (Robocristo)que les prometa a todos enseñarles lo que es el amor.

Así que en la página siguiente, después de la lambisconeada de rigor, se envía una nave a un planeta primitivo a capturar una oruga gigante, la última de su especie. Y se le lleva al planeta robot, donde se manipula su mente para que se crea un dios (Sí, ya sé que esto está fumado, yo sólo las dibujo).

Lo más divertido fue el diseño de los robots... el de la oruga me lo rebotaron bastantes veces... de hecho, esa página la recoloreé en dos o tres ocasiones. Se supone que el truco es que el rojo debe destacar sobre todo lo demás para verse ajeno y al mismo tiempo más vivo que todo lo que lo rodea, y esto sigue...

Eso es.