Monday, October 03, 2005

Tratando de hacer esta cosa más grande y mejor...


Bueno, no hay que pedir milagros, pero estamos trabajando:

-Muy hasta abajo de la página, encontrarán que ya tenemos sitemeter, lo que significa que a partir de hoy podremos decepcionarnos sabiendo realmente cuántas visitas hay en el blog al día... (y seguramente no es el mejor de los contadores posibles, aparentemente no muestra el número en la página...pero por supuesto, agarré el primero gratuito de la lista)

-Modificamos el mágico funcionamiento interno de manera que: a) ahora hay que teclear la palabra de verificación (ya me estaba hartando el spam), y b) ya cualquier mortal puede poner un comentario sin necesidad de tener un blog. Por si a alguien le late.

Veré qué más se le puede hacer, prometo poner links esta semana... esta cosa es más complicada de lo que parecía.

Gracias a E.V. por el tip...

En fin, hoy va a estar tupido... hay dos juntas para sendos proyectos (uno con doce moneros, el Señor nos ampare), vamos a estar dando vueltas animalísticamente todo el día, y seguro vamos a dejar otra vez pendiente el maravilloso proyecto que nos va a sacar de pobres.

Mientras no sea como hoy, que se le ocurrió al cliente pedirnos de urgencia un archivo perdido de hace más de dos años... doy gracias a Santo Rom del Respaldo por un favor recibido.

Recordé una historia:

En cierta agencia de Guadalajara de cuyo nombre no quiero acordarme (y créanme que eso describe al menos a siete de las que he conocido) había un Jefe. El cuál tenía empleados en nómina para cumplir las funciones más esenciales y primitivas: ellas para ceder a sus bajos impulsos y ellos para lamerle las suelas (entendiendo suelas en el sentido rectal de la palabra). En fin... un día comprendí exactamente qué es lo que se necesita para ser un Jefe: una placa de titanio en la cabeza.

Recapitulando: un buen día como cualquier otro, el Jefe estaba supervisando la construcción del edificio que algún día sería la embajada de Eslovaquia. Se le hizo tarde por alguna razón para ver a su suripanta de turno. Así que salió corriendo. Así que entró al elevador. Así que se dió cuenta después de tres o cuatro pisos de caída libre que el elevador estaba en construcción y aún era un simple hueco que iba hasta abajo. Así que únicamente por la proverbial propiedad de la hierba mala sobrevivió con sólo la mitad de los huesos fracturados y una placa de titanio en la cabeza, para seguir esparciendo miseria. Y hubo quien dijo que era la persona más fina, preparada y juiciosa que jamás hubiera dirigido una empresa, y que era un ejemplo para todos...

Moraleja: un Jefe es alguien lo bastante imbécil para aventarse por un hueco de elevador sin elevador antes que perder dos minutos. Y que aparentemente espera que sus esclavos se avienten con él.

(Recuérdenme contarles algún día del Príncipe Charro que mide metro y medio y fuma un puro de la mitad de su tamaño como compensación).

Y eso de arriba (que creo que es el último garabato que me queda de los que llevé este año a San Diego), es lo que pasa cuando estoy muy ocioso y veo un saxofón.

Eso es.






3 Comments:

Blogger aurangelica said...

Ja, ja, ja... muy buena la historia del Jefe... y sí...también yo lo conocí!

Mucha suerte para hoy en tu gira artística.

Megabesos de la suerte!!!

TE AMO :*

8:47 AM  
Blogger Daniel el grande said...

Hola, quería comentarte que estoy a tu favor en el proyecto de darle su lugar a Holy. Ojalá el periodico reaccione, si no reacciona ese otro lo hará.
No es mucha la afluencia en mi blog, pero hago el inento de apoyar.
Tus diseños son geniales y soy fan de Holy, gracias por seguirla publicando aquí

1:12 PM  
Blogger UNIVERSO RADIOACTIVO said...

Que onda... suerte en tus juntas.

2:17 PM  

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