De vuelta con menos virus...

Vaya, esos de la ONU ya no hacen las armas bacteriológicas como antes, aparentemente también sobreviví a esta...

En fin, los gringos resultaron ser los clientes más correctos y decentes que he tenido en los últimos tres años, en cuanto a que se tomaron la molestia de hablar para decir que siempre no, gracias. Al cabo que ni quería... por lo demás, el resto del día fue de dibujar niños felices, niñas saludables, niños y niñas jugando, familias felices, niñas ayudando a personas de la tercera edad, niños ejerciendo sus derechos...

Y después me preguntan que por qué tengo complejo de Herodes... ¿existe ese término? Creo que debe ser tanto o más frecuente que el complejo de Edipo, debería registrarlo.

Aún no estamos del otro lado, claro, estoy que ni mandado hacer para comercial de jarabe para la tos, pero esto indica que ya pasó lo peor. Para mí, no para el mundo, claro.

Contra toda posibilidad, la Onlyguana y un servidor cumplimos hoy diez meses... aplausos.

Me hormiguean las manos por volver a dibujar (los niños felices no cuentan)... tengo un montón de historias que quiero sacar antes de que se enfríen... pero vaya que estos últimos días han estado entretenidos. Espero que salga algo más temprano que tarde.

¿A alguien le gusta el béisbol? Yo aún estoy fascinado después de la mejor serie mundial en una década... en mis años mozos siempre hacía la tarea con el radio prendido para oír la transmisión directa del juego de los Dodgers, durante toda la primaria y secundaria no me perdí uno solo. Pueden decir lo que quieran del fútbol o el basquet o cualquier otro deporte, pero el béisbol tiene una magia que ningún otro deporte tiene. Porque nada está escrito y en cualquier momento puede cambiar la historia. En fútbol, si falta un minuto y hay diez goles de diferencia, ya no hay nada qué hacer... en el Rey de los Deportes he visto equipos levantarse con un sólo lanzamiento de vida para ganar después tres partidos seguidos y eliminar al que tenía la victoria en la palma de la mano. He visto veteranos de veinte años de carrera que llegan en el momento oportuno para dar el último batazo, el que los convierte en leyendas, y súperestrellas que pierden la pelota justo en el peor momento posible y derrumban una dinastía. Esto no es un juego, es una batalla, es un torneo de ajedrez, en sus mejores momentos es una cátedra de suspenso que levantaría de la tumba a Hitchkock... lástima que ya se terminó hasta la próxima temporada.

En fin.

Don Quijote en el Deviant... no está como para perdérselo...

Eso es.