Tercera columna...

OK, el contexto:

para cuando estaba escribiendo esta en particular, ya llevábamos dos días dentro del manicomio. Bueno, día y medio, pero se sentían como más.

¿Les he dicho que la Comic-Con es gigantesca?

Este año era más grande que nunca.

Lo siguiente no es una exageración: el miércoles se hace la Preview Night, la noche previa. Se inició hace unos años, como una mini-inauguración antes de la oficial el jueves, para que los que llegaran primero pudieran checar la convención con calma.

Este año, tomamos el tiempo. Treinta segundos después de abrirse las puertas, ya era imposible moverse por los pasillos. Al menos treinta mil entraron en los primeros minutos.

Sin exagerar.

Como siempre, empezamos con las visitas obligadas. Frank Cho, Mike Mignola, Humberto Ramos, Dean Yeagle, Heavy Metal... después a dar vueltas.

Y vueltas.

Y vueltas.

Siempre se terminan las calorías y la voluntad mucho antes de que se terminen las cosas qué ver.

Afortunadamente esta vez la Mejor Esposa del Mundo Mundial me acompañó. Si voy solo, me brinco comidas y siempre termino en Wendy's.

Bastante tiempo lo pasamos en el stand de Elephantmen. Lo que fue bueno, porque teníamos donde sentarnos y dejar el equipaje encargado.

Para dar más vueltas.

Y estábamos inmersos en todas esas cosas gratuitas que los promotores reparten. De ahí vino la idea de la columna.

Y la hija requiere baño... volvemos...

Eso es.