Viernes, nada X...
Bueno, para empezar, gracias al Sr. Quintero, nos dicen que este viernes hay una entrevista con su servilleta en el periódico Récord.
Y hoy me dieron ganas de escribir... no he hecho esto en un rato, así que sean amables...
- X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN
Vamos a regresar unos años en el tiempo... hasta el lejano año 2000, si no me equivoco...
Mi habitual compañero freak de mil batallas y su servilleta estábamos (el con su pareja, yo con la potencial víctima) en la premiere de X-Men. Después de meses de oir comentarios pésimos sobre recortes de presupuesto, problemas con el guión y el desconocido que hacía de Wolverine clavándose sus propias garras. Fuimos con considerable aprehensión a ver la primera película de superhéroes de la nueva era.
Dos horas después (o lo que durara), las luces se encendieron, y al mismo tiempo volteamos a vernos y gritamos: ¡¡¡¡ESTÁ BUENA!!!
Sí, no parece gran cosa, pero después de que el recuerdo más reciente eran los Batmanes de Joel Schumacher y las películas de TV de Generación X y la Liga de la Justicia, "Buena" era antesala del Óscar. Nunca antes una película basada en cómic había sido hecha con respeto, entendiendo qué funcionaba y qué no del material base, con gran casting y atención a los personajes, y sobre todo, respetando a la audiencia y dándole un espectáculo que no le diera vergüenza recordar y admitir que había disfrutado.
Lo que se repitió a un grado mucho mayor con X-Men 2.
Y se frenó bastante con X-Men 3.
Se descarriló por completo con Wolverine.
Y en nuestro subconsciente colectivo, la franquicia estaba más muerta y enterrada que la fé del pueblo en las instituciones. Un servidor recibió las noticias de la precuela con un sentimiento muy similar a: meh.
Regreso al presente. Mismo compañero freak (once años no nos han hecho ni más respetables ni menos freaks, parece). Misma franquicia.
Reacción muy superior.
O, dicho de otra forma: alguien debería patear a Bryan Singer por aferrarse con hacer Superman cuando puede hacer cosas como esta.
A partir de la escena ya clásica de X-Men en la que el joven Magneto manifiesta su poder por primera vez en el campo de concentración, Matthew Vaughn (que debió ser el director de X-Men 3 y lo cambiaron en el último momento) y el mismo Singer se quitan el freno y cuentan una historia como nunca lo habían hecho. Sin piedad.
Eso no sonó bien. Mejor: sin límites.
Porque parece imposible que algo pueda ser impresionante en pantalla, cuando ya se puede lograr cualquier milagro imaginable y ya vimos todos los orígenes posibles. Pero lo logran. Simplemente yendo al punto de la historia en que empiezan a ocurrir cosas extraordinarias, y partiendo de ahí. El momento en que Magneto descubre su capacidad para la destrucción (¿quién hubiera pensado que Kevin Bacon tenía el potencial de proyectar tal desgraciadez en pantalla?). El momento en que Xavier descubre que hay más cómo él (y el descubrimiento de quién es su hermana mutante es sólo la primera de una infinidad de sorpresas, cada una más grande que la otra). El momento en que la historia cambia.
El origen de los hombres X ocurre justo en el único momento de la historia de la humanidad que sería creíble. El momento en que todo mundo se dió cuenta de que el fin del mundo estaba a un botón de distancia.
El momento en que por primera vez, literalmente un puñado de gente podía cambiar la historia.
Hay demasiada sencillez y demasiada grandeza en esta película para una sola vista. Por cada enternecedor, memorable o desgarrador diálogo entre personajes, hay un momento de acción como no se habían visto antes, o simplemente de asombro puro.
Esta es una película de época. (El cuál me parece el término más ridículo del cine... TODAS las películas son de época vistas un año después) Pero lo es de la mejor manera posible... entendiendo qué era lo que hacía vibrar a ese tiempo en particular, e interpretándolo. Porque realmente, si el vestuario y la ambientación hubieran sido 100% sesenteros, podrían haber caído en un remedo de Austin Powers. Afortunadamente, se fueron por una línea fechada, pero atemporal... y aún así, supieron tomar las características esenciales. Las hazañas JamesBondescas de Magneto. El cuartel tipo Dr. NO de Sebastian Shaw. La música y montaje de la excelente secuencia de Xavier y Magneto cazatalentos. La paranoia por la guerra fría. Es loable el esfuerzo que hacen por conectar la precuela con las películas posteriores, y casi tienen éxito en todo. A menos que uno se ponga a calcular que Tormenta tendría cincuenta años, y Cíclope cuarenta y tantos en el momento de la primera película, pero como sea...
Magneto se roba la película. De principio a fin.
Hay grandes personajes, por supuesto. Xavier es auténticamente el maestro que todo mundo quisiera tener... Raven, Beast y el resto de la camarilla son gente que valdría la pena conocer. La mayoría de los malos son bastante bidimensionales. Pero la cruzada de Magneto es la que mueve la película. De todos es el que sufre las mayores pérdidas y los mayores triunfos (y aún así, la mayoría quedan con sabor a derrota). Es el que más crece y, paradójicamente, el más humano de todos (junto con Raven, tal vez). El momento en que se da cuenta de su verdadero potencial, cuando Xavier le pone una prueba... esa imagen es oro molido.
No hay un momento aburrido en la película. Y sin embargo, es seria. Se dedicaron seriamente a pensar en qué podrían hacer humanos con esas capacidades, si se dejaran llevar. Y lograron seriamente recuperar el factor asombroso. Las cosas imposibles que los mutantes hacen, son milagros que ocurren por primera vez. Son más grandes que la vida. Y así es como se tratan, se musicalizan y se ven en pantalla. Cada uno tiene razón de ser, y cada uno lleva al clímax inevitable. Y por supuesto, todos los fanáticos sabíamos cómo tenía que terminar (y seguramente muchos de los que sólo han visto las películas tienen una idea bastante clara), pero la narrativa es tan intensa y los personajes tan entrañables, que uno se encuentra al final esperando que lo inevitable no pase. Que ese equipo se mantenga por un poco más de tiempo.
X-Men Primera Generación no es simplemente una gran película de súperhéroes (género que, si hacemos caso a las críticas iniciales, Linterna Verde está a punto de hacer desaparecer), es una gran película en cualquier género. Ambiciosa, intensa y personal, llena de grandes ideas y de enormes momentos, impecablemente construída y con el potencial de toda una nueva franquicia. Tan íntima como los personajes inolvidables y tan grande como un puñado de escenas que paralizan a uno en su asiento.
Esto es lo que pasa cuando se une un equipo con capacidades extraordinarias. Si es el momento correcto, hasta se puede cambiar la historia.
Eso es.
Y hoy me dieron ganas de escribir... no he hecho esto en un rato, así que sean amables...
- X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN
Vamos a regresar unos años en el tiempo... hasta el lejano año 2000, si no me equivoco...
Mi habitual compañero freak de mil batallas y su servilleta estábamos (el con su pareja, yo con la potencial víctima) en la premiere de X-Men. Después de meses de oir comentarios pésimos sobre recortes de presupuesto, problemas con el guión y el desconocido que hacía de Wolverine clavándose sus propias garras. Fuimos con considerable aprehensión a ver la primera película de superhéroes de la nueva era.
Dos horas después (o lo que durara), las luces se encendieron, y al mismo tiempo volteamos a vernos y gritamos: ¡¡¡¡ESTÁ BUENA!!!
Sí, no parece gran cosa, pero después de que el recuerdo más reciente eran los Batmanes de Joel Schumacher y las películas de TV de Generación X y la Liga de la Justicia, "Buena" era antesala del Óscar. Nunca antes una película basada en cómic había sido hecha con respeto, entendiendo qué funcionaba y qué no del material base, con gran casting y atención a los personajes, y sobre todo, respetando a la audiencia y dándole un espectáculo que no le diera vergüenza recordar y admitir que había disfrutado.
Lo que se repitió a un grado mucho mayor con X-Men 2.
Y se frenó bastante con X-Men 3.
Se descarriló por completo con Wolverine.
Y en nuestro subconsciente colectivo, la franquicia estaba más muerta y enterrada que la fé del pueblo en las instituciones. Un servidor recibió las noticias de la precuela con un sentimiento muy similar a: meh.
Regreso al presente. Mismo compañero freak (once años no nos han hecho ni más respetables ni menos freaks, parece). Misma franquicia.
Reacción muy superior.
O, dicho de otra forma: alguien debería patear a Bryan Singer por aferrarse con hacer Superman cuando puede hacer cosas como esta.
A partir de la escena ya clásica de X-Men en la que el joven Magneto manifiesta su poder por primera vez en el campo de concentración, Matthew Vaughn (que debió ser el director de X-Men 3 y lo cambiaron en el último momento) y el mismo Singer se quitan el freno y cuentan una historia como nunca lo habían hecho. Sin piedad.
Eso no sonó bien. Mejor: sin límites.
Porque parece imposible que algo pueda ser impresionante en pantalla, cuando ya se puede lograr cualquier milagro imaginable y ya vimos todos los orígenes posibles. Pero lo logran. Simplemente yendo al punto de la historia en que empiezan a ocurrir cosas extraordinarias, y partiendo de ahí. El momento en que Magneto descubre su capacidad para la destrucción (¿quién hubiera pensado que Kevin Bacon tenía el potencial de proyectar tal desgraciadez en pantalla?). El momento en que Xavier descubre que hay más cómo él (y el descubrimiento de quién es su hermana mutante es sólo la primera de una infinidad de sorpresas, cada una más grande que la otra). El momento en que la historia cambia.
El origen de los hombres X ocurre justo en el único momento de la historia de la humanidad que sería creíble. El momento en que todo mundo se dió cuenta de que el fin del mundo estaba a un botón de distancia.
El momento en que por primera vez, literalmente un puñado de gente podía cambiar la historia.
Hay demasiada sencillez y demasiada grandeza en esta película para una sola vista. Por cada enternecedor, memorable o desgarrador diálogo entre personajes, hay un momento de acción como no se habían visto antes, o simplemente de asombro puro.
Esta es una película de época. (El cuál me parece el término más ridículo del cine... TODAS las películas son de época vistas un año después) Pero lo es de la mejor manera posible... entendiendo qué era lo que hacía vibrar a ese tiempo en particular, e interpretándolo. Porque realmente, si el vestuario y la ambientación hubieran sido 100% sesenteros, podrían haber caído en un remedo de Austin Powers. Afortunadamente, se fueron por una línea fechada, pero atemporal... y aún así, supieron tomar las características esenciales. Las hazañas JamesBondescas de Magneto. El cuartel tipo Dr. NO de Sebastian Shaw. La música y montaje de la excelente secuencia de Xavier y Magneto cazatalentos. La paranoia por la guerra fría. Es loable el esfuerzo que hacen por conectar la precuela con las películas posteriores, y casi tienen éxito en todo. A menos que uno se ponga a calcular que Tormenta tendría cincuenta años, y Cíclope cuarenta y tantos en el momento de la primera película, pero como sea...
Magneto se roba la película. De principio a fin.
Hay grandes personajes, por supuesto. Xavier es auténticamente el maestro que todo mundo quisiera tener... Raven, Beast y el resto de la camarilla son gente que valdría la pena conocer. La mayoría de los malos son bastante bidimensionales. Pero la cruzada de Magneto es la que mueve la película. De todos es el que sufre las mayores pérdidas y los mayores triunfos (y aún así, la mayoría quedan con sabor a derrota). Es el que más crece y, paradójicamente, el más humano de todos (junto con Raven, tal vez). El momento en que se da cuenta de su verdadero potencial, cuando Xavier le pone una prueba... esa imagen es oro molido.
No hay un momento aburrido en la película. Y sin embargo, es seria. Se dedicaron seriamente a pensar en qué podrían hacer humanos con esas capacidades, si se dejaran llevar. Y lograron seriamente recuperar el factor asombroso. Las cosas imposibles que los mutantes hacen, son milagros que ocurren por primera vez. Son más grandes que la vida. Y así es como se tratan, se musicalizan y se ven en pantalla. Cada uno tiene razón de ser, y cada uno lleva al clímax inevitable. Y por supuesto, todos los fanáticos sabíamos cómo tenía que terminar (y seguramente muchos de los que sólo han visto las películas tienen una idea bastante clara), pero la narrativa es tan intensa y los personajes tan entrañables, que uno se encuentra al final esperando que lo inevitable no pase. Que ese equipo se mantenga por un poco más de tiempo.
X-Men Primera Generación no es simplemente una gran película de súperhéroes (género que, si hacemos caso a las críticas iniciales, Linterna Verde está a punto de hacer desaparecer), es una gran película en cualquier género. Ambiciosa, intensa y personal, llena de grandes ideas y de enormes momentos, impecablemente construída y con el potencial de toda una nueva franquicia. Tan íntima como los personajes inolvidables y tan grande como un puñado de escenas que paralizan a uno en su asiento.
Esto es lo que pasa cuando se une un equipo con capacidades extraordinarias. Si es el momento correcto, hasta se puede cambiar la historia.
Eso es.
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