La segunda columna...
Algo notorio este año en San Diego es que todo, y quiero decir, TODO, desde los restaurantes de comida rápida hasta los cuadernos (Moleskins, por algo son tan caros) tenían una advertencia que decía algo como: Este lugar (producto, alimento, etc) ha estado en contacto con químicos como (plomo, plutonio, cianuro, adamantio) que se sabe producen defectos de nacimiento, impotencia o vayan a saber qué más.
Bajo esa lógica, California debería estar llena de mutantes. Quizá la próxima generación.
Esa columna fue escrita el jueves por la noche... con un frío ingrato. Estaba HELANDO. Ya me creí el cambio climático.
Si me disculpan, la hija de mis entrañas quiere ir al parque...
Eso es.
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