Terror...

...no quiero ir al dentista... en teoría la revisión anual me tocaba hace como tres meses.

Se supone que esta semana va a haber un evento de la Universidad Enrique Díaz de León al cuál invitaron a un servidor a dar una plática (originalmente me habían convocado como experto en caricatura... tuve que esforzarme para convencerlos que un taller de dos horas de caricatura difícilmente daría resultados)... digo se supone porque no he recibido confirmación hasta el momento. Bueno, es el viernes.

¿Lo complicado de esas pláticas? Que la mayor parte de las veces, o bien cuentan como actividad curricular, en cuyo caso las llenan de estudiantes de arquitectura o de diseo de interiores nada más por llenar el espacio, o bien son sólo para fanáticos del manga. Espero que esta sea un punto intermedio. Si confirman, claro.

Después de ver cuatro capítulos de la nueva encarnación del Auto Increíble... vaya, no tengo palabras. Bueno, sí. Es una perfecta traducción de la serie original, considerándola como una serie palomera perfecta que no trata de ser más de lo que es. (Bueno, sí, hay una subtrama de conspiración onda Alias que supongo va a ser el hilo narrador de la temporada). Me produce exactamente la misma sensación que la serie original me produjo a mis ocho años, es decir, comprendía que era una serie interminable de jaladas imposibles, pero divertida de principio a fin. Y como siempre, KITT es el mejor actor de la serie. Supongo que eso es triste.

Para ser justos, ya hubo una nueva encarnación del Auto Increíble en los 90's, llamada Viper, que era un fusil descarado, con nada del carisma. A un ex militar o ex policía o algo le daban una nueva identidad y un súperauto. Que realmente no hacía gran cosa aparte de cambiar de color y disparar misiles, pero todos en mi salón (diseñadores industriales al fin) estaban fascinados con el infomercial del Viper.

En fin... lunes, y parece que el concurso de Frank Cho va a terminar con unos 130-150 participantes. A ver qué pasa.

Eso es.