Limones...

... bah, estaba seguro de que la garganta ya había dejado de dar lata...

Desde que me acuerdo, el abuelo tenía un limonero en el patio trasero de su casa, aún en su empaque de plástico negro del vivero. Lo tuvo así durante al menos quince años, llevándolo consigo en unos cuatro cambios de residencia, y la mata en cuestión no creció ni un centímetro, pero siempre se mantuvo verde (acabo de recordar que Jean Reno hacía algo similar en The Professional)... el caso es que la abuela tuvo a bien confiarnos el árbol después de que el abuelo nos dejó, y lo sembramos en la jardinera del frente. Y creció. Y creció. Y siguió creciendo. Cuatro metros de altura mínimo de esa cosa en su mejor momento. Y jamás se le terminan los limones. Al abuelo le hubiera encantado verlo.

Hace como dos semanas, algún animal en cuatro ruedas embistió al árbol del abuelo, dejándole una de las ramas principales casi partida a la mitad. Y sin embargo, se mantuvo firme. Hasta el día de hoy que, o bien la lluvia estuvo muy fuerte, o bien otro animal en cuatro ruedas vino a terminar el trabajo, dejando la rama colgante (y con la arquitectura del árbol, eso viene a ser casi medio árbol) y arrastrando en el suelo. Un servidor tuvo que salir con el serrucho a quitarla. Me dolió hacer eso.

El limonero del abuelo sigue, pero bastante disminuído.

En fin, no se puede contra la estupidez humana...

Tres semanas, y si todo sale según lo planeado, estamos cerrando maletas...

Eso es.