Sunday, April 08, 2007

El blues de Malcom...


Chamacas y chamacos, hay muchas razones por las que no soporto las películas de animales en onda Flipper y Lassie, pero la principal es que sólo hay dos opciones de final: o se quedan con la criatura, o no, adivinar la opción es tan difícil como echar un volado.

Y desde el día en que ví a Malcom por primera vez, supe cómo iba a terminar esta película.

Uno trata de postergar las cosas, por supuesto, y de ignorar las pequeñas señales. La vecina anónima que viene a preguntar por el águila, y que nos dice que, si no es nuestra, entonces que le demos chance de atraparla para llevársela a su hijo de nueve años al que le gustan mucho... el par de albañiles que durante una semana estuvieron tomándole fotos con un celular, y que al vuelo alcanzamos a escuchar diciendo: "sí podemos agarrarlo, wey, nos dan mínimo mil quinientos por él"... los vecinos que cada vez pasan más tiempo en las azoteas a horas inusuales. El hijo de la otra vecina que dice que en el club de cetrería le ofrecen una feria por el ejemplar. Las piernas de pollo rostizado que nosotros no le habíamos proporcionado y que supuestamente no debería comer.

Pequeñas señales.

Pero el jueves por la mañana, cuando subimos a llevarle el desayuno al enano, y vimos sendas jaulas con obvias intenciones en las azoteas contiguas... bueno, esas señales no pueden ignorarse. (Y no fue paranoia... tres días después siguen en las azoteas, con las jaulas preparadas y llamándolo).

Desde el principio supe que no me podía quedar con Malcom.

Pero quiero a ese pajarraco como jamás he querido a mascota alguna (con la posible excepción de mi perico Nerds, pero esa fue otra historia)... y jamás me hubiera perdonado dejar que lo atrapara alguien que quisiera dañarlo o venderlo... caramba, ¿en qué cabeza cabe atrapar y vender una especie tan maravillosa? ¿una que es capaz de volar a ochenta por hora para aterrizar a los pies de uno, y esperar con la cabeza agachada, pues hizo todo el viaje sólo porque necesita una palmadita? Ese momento de ver las jaulas dispuestas fue de mucha rabia. También de mucho miedo.

No había manera de quedarme con Malcom. Tal vez teniendo una cabaña con un generoso pedazo de bosque. Pero no es una criatura para estar aquí. Mucho menos para tenerlo enjaulado y dejarlo volar nada más los fines de semana... y si lo dejaba deambular por ahí, más temprano que tarde alguien le iba a echar mano. Y estamos hablando de un pajarraco al que le dábamos de comer en el pico y jamás hizo ademán de mordernos ni siquiera por accidente, y que cuando se enojaba lo más que hacía era darse la vuelta y alejarse. Jamás se hubiera defendido.

Así que no podíamos evitar que alguien lo atrapara.

Pero podíamos hacerlo nosotros y elegir a dónde queríamos que fuera.

Y no, no fue una desición fácil. Pero tenía que ser en el momento o alguien se iba adelantar. Así que la familia se organizó con toalla, bolsa, conejera, y uno de los alambres que Malcom quería agregar a su colección como carnada. Y fue muy fácil. También muy difícil.

Estuve sentado junto a Malcom las siguientes tres horas, en lo que llegaba la camioneta de la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y sabe qué más), los que habían intentado atraparlo tres veces sin éxito. Un rato terrible para mí, pero Malcom se tranquilizó muy pronto. Como si supiera.

Cuando por fin llegaron por él, mi Caracara Planctus estaba justo como quiero recordarlo, altivo y orgulloso, y posando como si estuviera haciendo casting para el nuevo escudo nacional. Nos dieron un certificado oficial donde detalla todos los artículos y disposiciones que estamos cumpliendo con su entrega, y donde se comprometen a su rehabilitación, cuidado y eventual liberación, y bla, bla.

Y cuando salían por la puerta, el veterinario nos dijo: "¿Se dan cuenta de que pudieron no avisar, y habérselo quedado?"

Por supuesto que sí.

Pero no.

Malcom es de una especie en extinción, y no puede pertenecer a nadie, salvo quizá a sí mismo. Y es una fantástica especie en extinción, al grado que me avergüenza pertenecer a la especie que permite que maravillas así se extingan. Apenas una semana antes, esos mismos veterinarios habían rescatado otro caracara que tenían escondido abajo de una calandria. Con un ala rota, el pobre enano. No me cabe el concepto. Sé que la humanidad es capaz de atrocidades impensables, pero, caramba...

... Malcom coleccionaba agujetas, pedazos de alambre, tapas de plástico, folletos de tarjeta de crédito, y casi cualquier cosa que pudiera cargar. Sabía colgar en el alambrado las cosas que no se iba a comer de inmediato para dejarlos secar y hacer una despensa para después. Tenía la cara anaranjada, pero se ponía amarillo intenso cuando estaba enojado, y entonces no valía la pena ni tratar de acercársele. Intentaba una y otra vez cuando algo no le salía a la primera, y jamás lo ví rendirse. Tampoco fracasar. Sabía espiar al perro de la azotea de al lado. Llegaba siempre a la misma hora, reclamaba cuando su comida no estaba a tiempo, y me dejó de hablar más de una semana cuando se enojó conmigo. Podía sacarnos las agujetas del zapato. Le encantaba posar para la cámara y tenía un graznido para cada ocasión. Cuando decidió que ya me había castigado lo suficiente con su desprecio, se acercó mientras le llenaba su plato, y no se movió hasta que le rasqué la espalda y le pregunté por su vida. Tenía todos los estados de ánimo y los últimos días estaba muy triste... sin duda muy solo...

... ¿y alguien puede ser tan idiota como para tratar algo tan especial como vil mercancía?

Que digan lo que quieran de la inteligencia de los delfines y los monos... yo le apuesto al caracara. Y además, vuela.

Espero que Malcom esté bien. Me dicen que va a estar en el aviario que tienen en el bosque, que lo van a vacunar, a darle mantenimiento y a enseñarlo a cazar de nuevo (porque al final, ya no comía si no le dábamos en el pico... otra semana más y tal vez hubiéramos tenido que premasticarle el bistec)... que por el próximo mes o dos van a estar haciendo papeleo y documentación, pero mientras tanto va a estar en compañía de otros 12 o 13 caracaras que están esperando que los liberen. En la costa. Seguro le encantará la costa, podrá coleccionar conchas.

Y así termina la película... estuve muy tentado a quedarme con él... pero, ¿para qué? ¿para tenerlo encerrado? ¿y cuándo llegara a la edad de la punzada, para contrabandearle pareja? Fue algo fantástico este tiempo, como tener mi monstruo particular en la azotea, pero no podía ser para siempre. Y yo sólo quiero lo mejor para mi Malcom. Por supuesto, no hay garantías. Podría haber un interno corrupto en la Semarnat, o podría quemarse el bosque, o podría haber un maniático con rifle esperando que liberen la parvada. Pero espero que no. A veces, uno tiene que confiar y esperar que todo salga bien.

No sé si existe el destino, pero creo que Malcom llegó aquí por una razón. Creo que necesitaba ayuda y eligió la única casa dónde íbamos a quererlo lo suficiente como para ayudarlo a volver a donde pertenece. Lo suficiente para dejarlo ir.

O tal vez todo fue un vil accidente, elijan la opción que gusten.

Mi caracara es todo un personaje. Demasiado especial. Merece mucho espacio. Merece conocer a su Michelle (aunque bien Malcom podría ser Michelle, nunca estuvimos seguros) Merece tener hijos y nietos y bisnietos, y reconstruir su raza. Merece volar con esa velocidad que asusta y volver a cazar, y recuperar el brillo de su plumaje y volver a afilar sus garras, y ver los atardeceres con ese porte que ya quisiera el águila del dólar... y si después de hacer todo lo que tiene por delante, se aparece un día de nuevo en mi azotea porque quiere jubilarse y comer jamón premasticado mientras le rascan la cabeza, bienvenido. Pero no ahora. No tienen idea de lo agradecido que estoy, por haber podido conocer una criatura tan increíble, que al principio me causaba absoluto terror y al final se volvió la mejor mascota de este universo y la mitad de los otros. Uno de esos pequeños milagros que no tienen por qué ocurrir, pero ocurren.

Y se merece lo único que cada criatura grande o pequeña en la creación se merece: Malcom se merece una oportunidad. Y si voy a tener cosas a mi favor en el balance de la vida, espero que una de esas cosas sea haberle dado esa oportunidad.

Las buenas mascotas se quedan en tu corazón. Las mejores... ésas se llevan un pedazo de tu corazón cuando se van.

Me dicen que si todo sale bien, Malcom puede vivir quince o veinte años.

Voy a necesitar mucho más tiempo que eso para olvidarlo.

Eso es.

8 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Mensaje de Jesús Rodríguez Acosta:
Hablaste tanto de Malcom que yo hasta sentía conocerlo, así que comparto algo de tus sentimientos por que se haya ido.
Siento que hiciste lo correcto; ese Halcón tiene suerte de haberte encontrado.
Que estés bien.

11:30 PM  
Anonymous Anonymous said...

Una verdadera pena en la que la mayoría de la gente trata enseguida de hacerse algún beneficio con estos animales... enhorabuena que al menos esto pudo ser evitado, una verdadera lastima si lo hubieran cazado otras personas y vendido como un simple objeto cualquiera.

Imagino la tremenda tristeza y confusión al decidir si quedarte con Malcom o no... horas agobiantes imagino.

En fin, que todo salga bien y cuidese mucho señor... quien quite y Malcom dio el pitazo y lleguen sus amigos a darle una vuelta...

1:18 AM  
Blogger aurangelica said...

Definitivamente hiciste lo correcto. Sabes? También Malcom se lleva un pedazo de mi corazón. Realmente es una criatura extraordinaria... jamás lo olvidaremos! ;)

Ánimo cielo!

7:09 AM  
Anonymous Anonymous said...

Gracias por compartirnos todo acerca de Malcom, pienso que las cosas suceden por algo y ese algo hizo que Malcom llegara al lugar indiciado, con una familia que se preocupara por su bienestar y por su futuro.
Debes estar muy orgulloso de haberle regalado la oportunidad de la que hablas, piensa que alguno de los vecinos no le habría podido dar ni el .01% de atención que le diste.
Sólo espero que en donde esté sea el mejor lugar y que sea muy felíz.

Un abrazo para ti!

8:12 PM  
Anonymous Anonymous said...

Vaya, que bueno que al menos pudiste evitar que lo usaran como mercancia, esperemos que Malcom vaya a un mejor lugar. Hiciste lo correcto hasta donde pudiste, ahora todo estara a manos de la SEMARNAT, que esperemos que tambien haga lo correcto.
Ahora, en los atardeceres, puedes ver las fotos de el y recordarlo por siempre, y ojala y algun dia volviera a tu casa, donce recibio un trato digno y decente.
Saludos.
ATTE: LA PEQUEÑA HK

9:37 PM  
Blogger .:.Cris PM said...

Como dices, a veces, uno tiene que confiar y esperar que todo salga bien. =)

Yo también siento que conozco a Malcom, y estoy feliz de que tenga esa oportunidad. =)

10:06 AM  
Anonymous Anonymous said...

Pos que puedo decir? si casi se me salen las lágrimas pero me las tengo que aguantar por que estoy en el ciber. Casi nunca dejo comentarios por que paso de rapidito a leerte, pero por ahí hay algunos (de: Anya o Ana); pero sabes algo? siempre me ha gustado la manera y temas de los que hablas, hasta tengo un link en mi space para tu blog y pues me alegra mucho que todavía haya personas de buenos sentimientos (extremadamente raro en hombres!!), que les interesen estas cosas y no les de vergüenza decir lo que sienten. Te felicito y te admiro por lo que hiciste.
Y veo la foto de Malcom y me doy cuenta que todo lo que dijiste sobre él es cierto y se queda corto, que criatura maravillosa!
Me uno a tu pena y deseo con todo mi corazón que Malcom este bien.

P.D: Otra razón para no dejar comentarios es que me emociono un poco, como ya te habrás percatado :P

10:29 AM  
Blogger AdeZ said...

Siempre me ha impresionado tu capacidad para expresarte, con dibujos, caricaturas o palabras, pero esta narración me parece una de las mejores que he leído de ti, en mi humilde opinión de ciberlectora. Yo he pasado tres veces por eso, rescatar un animal que de alguna forma te ha elegido a ti para protegerlo. La primera vez creí que era coincidencia, pero despuès me di cuenta de que los animales tienen una capacidad de reconocimiento superior a los humanos, siempre saben cuando una persona es de buen corazón o no. Y creo que Malcolm supo ver que tu corazón era lo suficientemente noble para protegerlo, cuidarlo y buscar su bien último.

En verdad la historia es emotiva y bella, y tu relato lo hace aún mejor.

Siempre se extraña cuando el protegido se va, pero siempre se siente uno mejor de saber que lo que hizo fue por su bien. Ojalá la pena de la separación pase pronto. Un abrazo con cariño

5:25 PM  

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