Cosas en la estática...

...vaya, hoy Malcom estuvo aferrado, no se fue de la azotea en todo el día... ahora el veterinario de la Semarnap nos dice que esa protuberancia rara que tiene en el cuello no es un tumor ni un perdigonazo, que así se supone que se ponga después de comer. Y que ya no le pongamos agua o jamás se va a ir... en fin, se supone que vengan en estos días a ver si lo levantan o qué onda...

Por fin pude terminar el par de páginas que me estaban atormentando durante dos semanas... ahora sólo hay que terminar el resto de cosas, más los bomberazos que cayeron hoy... je, me encanta mi vida...

Vaya, ya se estaba tardando el Retrasado Mental en volver a ilustrarnos... caramba, si pudiera comprarlo por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale...

En fin.

La asignatura de la automaestría de cine fue El Día que laTierra se Detuvo (The day the Earth stood still), de 1951. Realmente la anécdota no puede ser más simple: una nave extraterrestre aterriza en Washington (por supuesto), y su tripulante dice tener un mensaje vital para la raza humana, del que depende su futuro. Por supuesto, las cosas se complican... Y si les suena que han visto esta historia cincuenta mil veces no están equivocados. Pero esta fue la primera, de la que vienen todas las demás películas de extraterrestres. Y es una gran obra, aún hoy... excelente ritmo y actuaciones, e incluso un par de efectos no desmerecen. Pero lo mejor es la actualidad de la película. Klaatu (el extraterrestre) pide que se reúnan los representantes de todas las naciones para escuchar su mensaje. Las respuestas de dichos representantes son todas en la tónica de: si es en Washington no voy, sólo voy si es en Moscú; o: si x va, yo no voy... caramba, hace más de cincuenta años y seguimos en las mismas.

Estoy filosófico y hace frío...

Eso es.