El maligno legado del diseñador anónimo...

Lo que más recuerdo de mis tiempos en la carrera era la letanía que siempre nos fletaban de que el diseñar era una gran responsabilidad, y que había que considerar el uso y la producción y el costo y un montón de factores más (lo que en no poca medida fue la razón de que prefiriera dedicarme a cosas más controlables, o al menos más comprensibles...)

Y es cierto... alguna vez, el responsable masculino de mi concepción tuvo a bien traer un gigantesco arreglo de libreros para la casa de todos ustedes (de eso ya bastantes años, así que tampoco hay que ensañarse con el diseñador)... el hecho es que dichos libreros, como todos los libreros, tienen travesaños horizontales para colocar, pues, libros... el detalle que no comparten con otros libreros, es que los travesaños están hechos de dos tablas pegadas por un extremo, sin tornillos ni taquetes ni sistema de unión.

En español: después de un rato, se parten.

Así que hoy que fuí a beber de la fuente de la sabiduría impresa, me encuentro con que la gran enciclopedia del arte está en ruinas sobre un travesaño en mitades y se deja venir al piso inferior, y el conocimiento se expande...

Espero que esto pegue con resistol...

No es la primera vez que pasa, ya van unas cuatro o cinco tablas que se parten a lo largo de los años, y normalmente lo resolvemos quitándoles libros y colocando recuerdos de bautizo para llenar el espacio... necesito mucho más espacio para libros... y no dejo de imaginarme al diseñador anónimo tratando de abaratar costos en el librero.

Por otro lado, hemos experimentado con focos ahorradores. Aparentemente se ahorran unos diez pesos por foco al mes. Lo que no está tan mal.

Y esa cosa salamándrica de arriba está a color en el Deviantart.

Seguimos trabajando...

Eso es.