2010/11...
Chamacas y chamacos, es la última del 2010.
En aquéllos días, 2010 era un número de año que sólo se manejaba en aquélla película decepcionante de Roy Scheider... y no, el mundo aún no se termina (a menos que caiga un asteroide de los que le incomodan a Bruce Willis dentro de las próximas once horas o finalmente tanta invocación a weeeeyyyyyy t paaaaasaaaaaass jaaaajaaaajaaa en las redes sociales abra el portal hacia la dimensión de los crueles dioses primigenios). Como no se terminó en el 2000, ni en 1984, ni en 1962, ni en todas las anteriores opciones.
Derrames de petróleo, huracanes, terremotos y Lady Gaga pasaron por el mundo, pero curiosamente aquí seguimos. Por lo menos por algo más de un año, si le hacemos caso a los mayas, o hasta por cuatro mil y centavos si le hacemos caso a Nostradamus.
Espero que haya un propósito detrás de todo ello.
En lo que pienso en este momento es en dos frases de J. Michael Straczynski, el creador de Babylon 5. Sí, la serie de TV que es tan, pero tan geek que incluso Sheldon Cooper la desprecia. Como sea, generalmente pienso en esas dos frases en cada fin/principio de año.
Volvemos a la segunda frase en un momento. La primera es la letanía que aparecía al principio de los capítulos de la cuarta temporada de dicho programa, que iba más o menos así:
Fue el año que todo cambió. Fue el año de la alegría. Fue el año de la gran tristeza. Fué una nueva era.
Al menos en el caso de un servidor, nunca había sido tan cierto como en esta ocasión. Todo parecía que iba de bajada cuando empezamos perdiendo al tío Ezequiel, apenas el día 3 de enero (para poner en contexto, es el único padrino de bautizo del que tengo noticia que realmente cumplió con todas las teóricas promesas adquiridas frente a la pila. Lo extrañamos). Después, todo iba de subida con la llegada de la pequeña gamborimba del espacio exterior. (Supongo que sería fácil reproducir la sensación que tuve al cargar por primera vez a mi hija... sólo necesitaría, digamos, heredar las fortunas de Bill Gates y Carlos Slim libres de impuestos, mientras James Cameron, Ridley Scott y Peter Jackson se echan un Celebrity Death Match para ver a cuál le diseño su próxima película, todo mientras espero en mi mansión de Shangri-La oyendo en combo a U2 y John Lennon resucitado. Sí, quizá la sensación se aproximaría a la que tuve la primera vez que abrió los ojos esa pequeña gamborimba).
Como en todo año, subidas y bajadas. Perdimos Zuda. Ganamos Elephantmen. Perdimos una muela. Ganamos una asombrosa condición física de tanto cargar a la gamborimba. Perdimos el reproductor de dvd región 1. Ganamos mucho tiempo para monear.
Caramba, ví CUATRO películas en el cine en todo el año, después de que por años mi dieta era de una a la semana... pero por otra parte, no pasé un día sin guiones por dibujar esperando en el restirador. Al final, todo se nivela.
Como en todo año, no tenemos idea de qué vaya a pasar mañana, ya no digamos en 365 días. Ahora mis preocupaciones de cada día son que no se terminen la fórmula y los pañales, y por el otro lado buscar referencia para el cocodrilo asesino mutante que sale en la próxima página. El mundo se pone más bizarro y complicado cada día. Pero aquí seguimos. Ojalá que para todos ustedes el año haya tenido más subidas que bajadas. Como siempre, hay mucho qué hacer, muchas cosas buenas qué esperar y muchas malas que temer. Igual es el año que se termina el petróleo o el año en que las Chinas, perdón, Coreas se vuelan por fin, o el año en que descubrimos que Marilyn Monroe era transexual.
Realmente da igual... no podemos controlar nada más que lo que vamos a hacer cada día y esperar lo mejor del millón de cosas que no podemos controlar, afectar ni imaginar.
Lo que me lleva a la segunda frase de J. Michael Stracomoseescriba. Es una muy simple, que él mandó grabar en la puerta de su casa, cuando se enteró de que le habían dado luz verde a la quinta y última temporada de su serie de televisión, la que todo mundo le había augurado que no pasaría del piloto:
"Faith Manages"
Que reinterpretada en su sentido más aproximado sería: La fé se las arregla. La fé encuentra la manera. La fé encuentra el camino.
Independientemente de las creencias de cada uno, es el deseo de un servidor para todos ustedes. Que crean en aquéllo que los vaya a hacer felices, en el proyecto que llevan tanto rato postergando, en el propósito del que ya ni se acuerdan, y encuentren la manera de alcanzarlo. Debe haber una manera. Lo que alguien ya hizo, alguien más puede hacer, dice David Mamet.
Que este año el mundo los trate a todos ustedes por lo menos tan bien como ustedes lo traten a él.
Que todos sigamos aquí en 365 días para comparar notas del 2011 y hacer planes para el siguiente.
Que sea lo que tenga que ser, y que dentro de su pequeño universo, cada uno haga todo lo posible para lograr algo más grande y mejor. Que encuentren la manera de ser al menos un átomo más felices cada día.
De parte de esta extraña asociación de la que me tocó ser parte, con gamborimba incluída... ¡Feliz año nuevo!
Eso es.
En aquéllos días, 2010 era un número de año que sólo se manejaba en aquélla película decepcionante de Roy Scheider... y no, el mundo aún no se termina (a menos que caiga un asteroide de los que le incomodan a Bruce Willis dentro de las próximas once horas o finalmente tanta invocación a weeeeyyyyyy t paaaaasaaaaaass jaaaajaaaajaaa en las redes sociales abra el portal hacia la dimensión de los crueles dioses primigenios). Como no se terminó en el 2000, ni en 1984, ni en 1962, ni en todas las anteriores opciones.
Derrames de petróleo, huracanes, terremotos y Lady Gaga pasaron por el mundo, pero curiosamente aquí seguimos. Por lo menos por algo más de un año, si le hacemos caso a los mayas, o hasta por cuatro mil y centavos si le hacemos caso a Nostradamus.
Espero que haya un propósito detrás de todo ello.
En lo que pienso en este momento es en dos frases de J. Michael Straczynski, el creador de Babylon 5. Sí, la serie de TV que es tan, pero tan geek que incluso Sheldon Cooper la desprecia. Como sea, generalmente pienso en esas dos frases en cada fin/principio de año.
Volvemos a la segunda frase en un momento. La primera es la letanía que aparecía al principio de los capítulos de la cuarta temporada de dicho programa, que iba más o menos así:
Fue el año que todo cambió. Fue el año de la alegría. Fue el año de la gran tristeza. Fué una nueva era.
Al menos en el caso de un servidor, nunca había sido tan cierto como en esta ocasión. Todo parecía que iba de bajada cuando empezamos perdiendo al tío Ezequiel, apenas el día 3 de enero (para poner en contexto, es el único padrino de bautizo del que tengo noticia que realmente cumplió con todas las teóricas promesas adquiridas frente a la pila. Lo extrañamos). Después, todo iba de subida con la llegada de la pequeña gamborimba del espacio exterior. (Supongo que sería fácil reproducir la sensación que tuve al cargar por primera vez a mi hija... sólo necesitaría, digamos, heredar las fortunas de Bill Gates y Carlos Slim libres de impuestos, mientras James Cameron, Ridley Scott y Peter Jackson se echan un Celebrity Death Match para ver a cuál le diseño su próxima película, todo mientras espero en mi mansión de Shangri-La oyendo en combo a U2 y John Lennon resucitado. Sí, quizá la sensación se aproximaría a la que tuve la primera vez que abrió los ojos esa pequeña gamborimba).
Como en todo año, subidas y bajadas. Perdimos Zuda. Ganamos Elephantmen. Perdimos una muela. Ganamos una asombrosa condición física de tanto cargar a la gamborimba. Perdimos el reproductor de dvd región 1. Ganamos mucho tiempo para monear.
Caramba, ví CUATRO películas en el cine en todo el año, después de que por años mi dieta era de una a la semana... pero por otra parte, no pasé un día sin guiones por dibujar esperando en el restirador. Al final, todo se nivela.
Como en todo año, no tenemos idea de qué vaya a pasar mañana, ya no digamos en 365 días. Ahora mis preocupaciones de cada día son que no se terminen la fórmula y los pañales, y por el otro lado buscar referencia para el cocodrilo asesino mutante que sale en la próxima página. El mundo se pone más bizarro y complicado cada día. Pero aquí seguimos. Ojalá que para todos ustedes el año haya tenido más subidas que bajadas. Como siempre, hay mucho qué hacer, muchas cosas buenas qué esperar y muchas malas que temer. Igual es el año que se termina el petróleo o el año en que las Chinas, perdón, Coreas se vuelan por fin, o el año en que descubrimos que Marilyn Monroe era transexual.
Realmente da igual... no podemos controlar nada más que lo que vamos a hacer cada día y esperar lo mejor del millón de cosas que no podemos controlar, afectar ni imaginar.
Lo que me lleva a la segunda frase de J. Michael Stracomoseescriba. Es una muy simple, que él mandó grabar en la puerta de su casa, cuando se enteró de que le habían dado luz verde a la quinta y última temporada de su serie de televisión, la que todo mundo le había augurado que no pasaría del piloto:
"Faith Manages"
Que reinterpretada en su sentido más aproximado sería: La fé se las arregla. La fé encuentra la manera. La fé encuentra el camino.
Independientemente de las creencias de cada uno, es el deseo de un servidor para todos ustedes. Que crean en aquéllo que los vaya a hacer felices, en el proyecto que llevan tanto rato postergando, en el propósito del que ya ni se acuerdan, y encuentren la manera de alcanzarlo. Debe haber una manera. Lo que alguien ya hizo, alguien más puede hacer, dice David Mamet.
Que este año el mundo los trate a todos ustedes por lo menos tan bien como ustedes lo traten a él.
Que todos sigamos aquí en 365 días para comparar notas del 2011 y hacer planes para el siguiente.
Que sea lo que tenga que ser, y que dentro de su pequeño universo, cada uno haga todo lo posible para lograr algo más grande y mejor. Que encuentren la manera de ser al menos un átomo más felices cada día.
De parte de esta extraña asociación de la que me tocó ser parte, con gamborimba incluída... ¡Feliz año nuevo!
Eso es.
1 Comments:
Pasensela muy bien, Yo esperare a que sean las doce para celebrar el cumpleaños de mi señora madre.
Saludos y buenos deseos ^_^
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