En concierto...
...el viernes pasado acompañamos a la mejor esposa del mundo mundial al concierto de James Blunt. Del que sólo conocía con nombre y apellido la de Yor biutifuuuul, y durante el evento reconocí otras cuatro o cinco. Fue un rato extrañamente divertido. No hubiera sido mi primera opción de concierto, pero de vez en cuando es bueno airearse.
De hecho, la lista de cantantes que me harían pagar boleto es bastante escasa... U2, Phil Collins, Elton John, Creedence con John Fogherty, Rod Stewart (que de un giro bastante cruel del destino, estuvo aquí exactamente la primera vez en 33 años que yo me despegaba por más de una semana), tal vez Bruce Springsteen... a Cindy Lauper sí la ví, y a mucha honra... mmm... John Williams (que no canta, pero casi ha escrito mi soundtrack de vida), Vangelis... y hasta ahí, creo.
Y entre bomberazos, fuimos a ver Coraline.
Vamos a establecer un hecho: yo crecí viendo esos mágicos especiales de navidad de Rodolfo y no sé qué otras mafufadas en Stop Motion... Furia de Titanes fue uno de los alucines definitorios de mi infancia... todo el arte de darle vida a una criatura tridimensional de látex y plastilina y metal, veinticuatro veces para lograr un segundo, y armando el escenario y las luces y todo lo demás de la nada, siempre me ha parecido un punto más que mágico.
En estos tiempos en que hay tantas películas de animación 3D al año (al grado que me pierdo la mitad y no me siento culpable, ya no se siente como si fueran algo especial), una obra hecha con tanto cuidado y amor es realmente un suceso. No se ven las huellas digitales de los animadores como en Wallace y Gromit, pero algo hecho así, con todo el proceso de diseñar las maquetas, pintarlas y darles textura, esculpir y vestir los personajes (hasta con narices torcidas, nada menos)... bueno, algo así tiene una dimensión que aún no logra software alguno. Se ve llena de vida.
En cuanto a maestría en Stop Motion, tal vez Coraline sea la cumbre de ese arte. No tiene tanta variedad de personajes como El Extraño Mundo de Jack o El Cadáver de la Novia, pero lo que tiene lo maneja perfectamente.
Ahora, en cuanto al asunto nebuloso de la historia...
Bueno, de haber visto esto a los cinco o seis años, seguro hubiera quedado marcado de por vida. Hubiera pasado una semana con pesadillas y hubiera esperado ver a la bruja maligna en cada rincón... pero por supuesto que hubiera vuelto por más a la primera oportunidad. Este es uno de esos cuentos de hadas que seguramente le fascinarán a Guillermo del Toro, en donde las cosas se sienten auténticamente intensas y peligrosas... intensas al grado que se escucha a los niños gritar, intensas como doble función de Monster House...
Esto no va a ser un gran éxito... simplemente porque es demasiado oscura y adulta para su propio bien. Aún con el final feliz (espero no echarle a perder nadie una animación adelantando el final feliz), la sensacion que queda es de depresión absoluta... y si alguien usa el argumento de que uno no se asusta cuando los personajes son monos, hay que pasarle la escena del Otro Padre hablando de la cara laaaaaaaaarga... hay muchas maravillas que ver, las interpretaciones y el diseño de prácticamente todo es fabuloso, pero de pronto todo contrasta con chistes de pechugas y octogenarias en trajes de Niurka... pero vaya, de que hay amor y valor y obsesión muy superior a lo ordinario en la creación de esta criatura, de eso no hay duda.
Al menos yo espero unos extras de dvd fenomenales...
¿Una del Santo?
A un par de horas de inaugurarse la exposicion Santo de mi Devoción, el sábado pasado... se robaron dos cuadros. Viva la Ciudad de la Esperanza. Al final del día, cuando el dueño del local dijo que eso pasaba siempre... optaron por mandarlo al jiote y desmontar todo, así que están en busca de nueva locación. Sólo en México.
Eso es.
De hecho, la lista de cantantes que me harían pagar boleto es bastante escasa... U2, Phil Collins, Elton John, Creedence con John Fogherty, Rod Stewart (que de un giro bastante cruel del destino, estuvo aquí exactamente la primera vez en 33 años que yo me despegaba por más de una semana), tal vez Bruce Springsteen... a Cindy Lauper sí la ví, y a mucha honra... mmm... John Williams (que no canta, pero casi ha escrito mi soundtrack de vida), Vangelis... y hasta ahí, creo.
Y entre bomberazos, fuimos a ver Coraline.
Vamos a establecer un hecho: yo crecí viendo esos mágicos especiales de navidad de Rodolfo y no sé qué otras mafufadas en Stop Motion... Furia de Titanes fue uno de los alucines definitorios de mi infancia... todo el arte de darle vida a una criatura tridimensional de látex y plastilina y metal, veinticuatro veces para lograr un segundo, y armando el escenario y las luces y todo lo demás de la nada, siempre me ha parecido un punto más que mágico.
En estos tiempos en que hay tantas películas de animación 3D al año (al grado que me pierdo la mitad y no me siento culpable, ya no se siente como si fueran algo especial), una obra hecha con tanto cuidado y amor es realmente un suceso. No se ven las huellas digitales de los animadores como en Wallace y Gromit, pero algo hecho así, con todo el proceso de diseñar las maquetas, pintarlas y darles textura, esculpir y vestir los personajes (hasta con narices torcidas, nada menos)... bueno, algo así tiene una dimensión que aún no logra software alguno. Se ve llena de vida.
En cuanto a maestría en Stop Motion, tal vez Coraline sea la cumbre de ese arte. No tiene tanta variedad de personajes como El Extraño Mundo de Jack o El Cadáver de la Novia, pero lo que tiene lo maneja perfectamente.
Ahora, en cuanto al asunto nebuloso de la historia...
Bueno, de haber visto esto a los cinco o seis años, seguro hubiera quedado marcado de por vida. Hubiera pasado una semana con pesadillas y hubiera esperado ver a la bruja maligna en cada rincón... pero por supuesto que hubiera vuelto por más a la primera oportunidad. Este es uno de esos cuentos de hadas que seguramente le fascinarán a Guillermo del Toro, en donde las cosas se sienten auténticamente intensas y peligrosas... intensas al grado que se escucha a los niños gritar, intensas como doble función de Monster House...
Esto no va a ser un gran éxito... simplemente porque es demasiado oscura y adulta para su propio bien. Aún con el final feliz (espero no echarle a perder nadie una animación adelantando el final feliz), la sensacion que queda es de depresión absoluta... y si alguien usa el argumento de que uno no se asusta cuando los personajes son monos, hay que pasarle la escena del Otro Padre hablando de la cara laaaaaaaaarga... hay muchas maravillas que ver, las interpretaciones y el diseño de prácticamente todo es fabuloso, pero de pronto todo contrasta con chistes de pechugas y octogenarias en trajes de Niurka... pero vaya, de que hay amor y valor y obsesión muy superior a lo ordinario en la creación de esta criatura, de eso no hay duda.
Al menos yo espero unos extras de dvd fenomenales...
¿Una del Santo?
A un par de horas de inaugurarse la exposicion Santo de mi Devoción, el sábado pasado... se robaron dos cuadros. Viva la Ciudad de la Esperanza. Al final del día, cuando el dueño del local dijo que eso pasaba siempre... optaron por mandarlo al jiote y desmontar todo, así que están en busca de nueva locación. Sólo en México.
Eso es.
1 Comments:
Ah, Coraline. Le recomiendo que adquiera usted la novela de Neil Gaiman, o por lo menos el audiolibro (debe de estar en algún torrent, yo la adquirí en Audible porque creo que Gaiman se ganó ´su parte proporcional de los diez dólares que costó) y de preferencia, en idioma original. Es una historia que me hubiera encantado leer a los 11 años, y no a los 33, pero bueno, por lo menos la pude leer antes de que saliera en cine. Estuve a punto de no ir para no sufrir una decepción; creo que finalmente sí asistiré.
Saludos cordiales.
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