Wednesday, June 16, 2010

2010: Odisea del burócrata...

... así que la misión del día fué renovar el Seguro de Trabajador Independiente del H IMSS.

(La familia me insiste en que atención médica de tercer mundo es mejor que ninguna, y que las semanas cotizadas son importantes para el futuro, y todo eso, como sea...)

Lo primero que pega al entrar a la Subdelegación del IMSS es el anacronismo de tener pantallas de plasma y monitores planos en una infraestructura que podría salir como oficina burocrática 1 en cualquier película de Alfonso Zayas. Como ver a George Burns con Ipod. En fin.

Y pasó el tiempo. Se supone que tenía que esperar a que apareciera mi número en pantalla para pasar a la ventanilla 17. Tenía el 84. Iba el 80.

Después el 79.

Tuve visiones de Marty McFly y de las canas ennegreciéndose y los pollos entrando al cascarón. Después resultó que la numeración del IMSS sigue su propia lógica, y de todas formas a uno lo llaman dos o más veces en cada ventanilla antes de que termine la aventura.

La variedad de especies era apenas comparable a la cantina de Mos Eisley. Lucas podría demandarlos.

Y pasó el tiempo.

En algún momento un ciudadano de la tercera edad en silla de ruedas tomó su lugar junto a una fila de asientos. En algún lugar apareció una masa tamaño Vitorino con cabellera de Amanda Miguel. Justo cuando esperaba que en cualquier momento llamaran a abordar el vuelo 815 de Oceanic, me llamaron a la ventanilla.

Y después de trastear con los documentos, me dijeron que me volverían a llamar.

Y pasó el tiempo.

Entidades seguían pasando. Un híbrido de Pepe Aguilar y Pepe el Toro (overol y camiseta de rayas incluída) se paseaba bajo las pantallas. Esperaba que en cualquier momento protagonizara algún chiste.

Y me llamaron otra vez a la ventanilla.

Y me mandaron a la otra ventanilla, la atendida por Carmen Salinas región 4, que me dió seis diskettes...

DISKETTES.

Para que pasara al banco a imprimir sus contenidos y liquidar sus cantidades.

Carmen Salinas me dijo: sacas dos copias de las carátulas.

Carátula, por definición, es la cubierta, asumí yo.

No lo era.

Cuando regresé, con el bolsillo vacío y las copias aún calientes, resultó que Carmen Salinas había dado paso a la hija del Capitán Jack Sparrow y Jack Skellington. Que me informó que lo que querían era copias por los dos lados. Y que ellos jamás habrían dicho carátula.

Otra vuelta por copias.

Otra vuelta con Sparrow Junior.

Que me regresó a la ventanilla original.

Donde me dieron el documento anhelado.

Tiempo total: poco más de tres horas.

Y resulta que es cada año...

Eso es.

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