Cosas del registro...
...mmm... hay bastantes fotos que compartir, pero están en la memoria de la cámara de la Onlyguana... espero tener acceso a ellas pronto, pero mientras tanto, usen su imaginación y choquen sus tacones tres veces.
(Ya me siento casi humano de nuevo, incluso ya volví a las páginas de Zuda que ahora sí son prioridad, gracias por preguntar).
Uno aprende de las experiencias pasadas. No de todas, pero algunas. Hay una tienda legendaria en la Pequeña Italia de San Diego, la Art Store de India St., donde todo mundo va a surtirse de artículos artísticos (como el nombre evidencía, ya sé)... de unos años para acá se volvió de una cadena llamada Blick, pero la idea es la misma. Los últimos años me frustraba por encontrar todo saqueado en jueves o viernes, así que este año arrancamos para allá el mismo miércoles, no bien habíamos botado las maletas en el hotel. Por fin un trío de los pinceles que me gustan (que no había podido renovar en dos años), y, en un atrevimiento que me tuvo con el alma en un hilo hasta abrir la maleta de regreso en la casa de todos ustedes, un litro de tinta china de la buena (a precio como del 25% de lo que la encontraría en Hiperlumen, por ejemplo).
De ahí, comida, por supuesto... mi tradición era el Wendy's, pero ahora caímos al Panda Express del Horton Plaza (que es un fabuloso lugar para visitar, siempre y cuando tengas mucho tiempo libre... si tienes prisa, te puedes volver loco tratando de entender la geometría del sitio... Escheriano, en verdad). Mmm... recordaba mucho mejor el pollo a la naranja, pero aprendí que Kung-Pao significa que te va a enchilar hasta la conciencia.
Algo de shopping por parte de la Onlyguana (no me dejarán mentir cuando digo que las escapadas a las tiendas son la mejor manera de mantener a la esposa como aliada en la misión), y enfilamos al registro... que es otro rollo.
Realmente la convención rompió la barrera de los 100 mil asistentes hace poco. No más de cinco años. Pero de ahí en adelante ha sido exponencial. Sólo el año pasado llegábamos, esperábamos tres minutos a que nos pasaran con el mono que escaneaba la forma de confirmación impresa del mail (fabuloso sistema, lo reconozco) y nos entregaran la bolsa con el programa de actividades (si la convención fuera submarina, ése sería el tanque de oxígeno, así de vital es), el libro souvenir (le dedicaron una página a la Onlyguana este año) y demás chucherías. El año pasado. Ahora, estuvimos al menos una hora en espera. Entre gente rara. Era sólo un augurio de las cosas que vendrían.
Seguimos, con fotos, espero...
Eso es.
(Ya me siento casi humano de nuevo, incluso ya volví a las páginas de Zuda que ahora sí son prioridad, gracias por preguntar).
Uno aprende de las experiencias pasadas. No de todas, pero algunas. Hay una tienda legendaria en la Pequeña Italia de San Diego, la Art Store de India St., donde todo mundo va a surtirse de artículos artísticos (como el nombre evidencía, ya sé)... de unos años para acá se volvió de una cadena llamada Blick, pero la idea es la misma. Los últimos años me frustraba por encontrar todo saqueado en jueves o viernes, así que este año arrancamos para allá el mismo miércoles, no bien habíamos botado las maletas en el hotel. Por fin un trío de los pinceles que me gustan (que no había podido renovar en dos años), y, en un atrevimiento que me tuvo con el alma en un hilo hasta abrir la maleta de regreso en la casa de todos ustedes, un litro de tinta china de la buena (a precio como del 25% de lo que la encontraría en Hiperlumen, por ejemplo).
De ahí, comida, por supuesto... mi tradición era el Wendy's, pero ahora caímos al Panda Express del Horton Plaza (que es un fabuloso lugar para visitar, siempre y cuando tengas mucho tiempo libre... si tienes prisa, te puedes volver loco tratando de entender la geometría del sitio... Escheriano, en verdad). Mmm... recordaba mucho mejor el pollo a la naranja, pero aprendí que Kung-Pao significa que te va a enchilar hasta la conciencia.
Algo de shopping por parte de la Onlyguana (no me dejarán mentir cuando digo que las escapadas a las tiendas son la mejor manera de mantener a la esposa como aliada en la misión), y enfilamos al registro... que es otro rollo.
Realmente la convención rompió la barrera de los 100 mil asistentes hace poco. No más de cinco años. Pero de ahí en adelante ha sido exponencial. Sólo el año pasado llegábamos, esperábamos tres minutos a que nos pasaran con el mono que escaneaba la forma de confirmación impresa del mail (fabuloso sistema, lo reconozco) y nos entregaran la bolsa con el programa de actividades (si la convención fuera submarina, ése sería el tanque de oxígeno, así de vital es), el libro souvenir (le dedicaron una página a la Onlyguana este año) y demás chucherías. El año pasado. Ahora, estuvimos al menos una hora en espera. Entre gente rara. Era sólo un augurio de las cosas que vendrían.
Seguimos, con fotos, espero...
Eso es.
1 Comments:
Y despues?
La verdad es que dejas el relato en la mejor parte ... jejeje
Espero que hayas tenido mucha suerte y que continues pronto las chocoaventuras.
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