En franco derretimiento...
Chamacas y chamacos, este clima me recuerda a aquél episodio de Dimensión desconocida de "Genética Maligna" (The Burning Man), donde todo empieza con el calor que desbarata el ambiente y las conciencias y termina con... bueno, no, mejor chéquenlo en YouTube.
Pero sí está calentando grueso...
Bastantes frenéticos estos últimos días... y seguirán frenéticos, si tomamos en cuenta que en este momento faltan como cinco semanas y media para el riguroso San Diegazo (pandemias, crisis, y guerras nucleares aparte).
Me rindo... no entiendo qué es lo que quiere conseguir Corea del Norte con amenazas nucleras. Vamos, aparte de llevarse a algunos millones de Coreanos del Sur antes de que los vaporicen, en dado caso. ¿O les dan educación kamikaze desde su infancia? Capaz que eso pasa cuando tienen presidentes legitimos al frente... en fin.
Creo que los niños son el futuro. Hay que enseñarles bien y dejar que guíen el camino. Mostrarles la clase de belleza que poseen en su interior. Pero, caramba... REALMENTE estoy dispuesto a ofrecer feria por la posibilidad de darle un sape en la maceta a la niña del PRD.
Y de éso del voto en blanco: pues bien, la cosa es así de simple: si no dices a qué quieres jugar, después no te puedes quejar si juegan a lo que no querías. En mi humilde opinión.
Voy a echar rollo en la crítica, como ya se imaginarán...
Pórtense mal, cuídense bien, Nancynismo para todos... saludos a la Prieta en cuarentena, a la Polla en vela, al buen Buttkick, supongo, al Sr. Quintero, al heróico Cuaas, al Llarena para que no llore con un millón de flores, y a toda la maravillosa gente al otro lado del Alzheimer.
Y a la mejor esposa del mundo mundial. Desde hace un año y tres meses.
Próxima semana, cómo fabricar tangas con Choco Krispis.
RECOMENDACIONES:
-STAR TREK:
Uno de mis recuerdos más vívidos del abuelo, aparte de su navaja suiza y sus camisas de franela arremangadas a tres cuartos (costumbre que heredé, supongo), era que cada noche durante la primaria, mientras esperaba después de la escuela en su casa, me compraba un cuerno de aquéllos que no tienen mengambrea encima, y la abuela preparaba chocolate. Y él se sentaba conmigo a ver Viaje a las Estrellas.
Que muy probablemente detestaba, o se dormía viéndola... pero bueno, él me acompañaba.
Y yo estaba perdido para el mundo, apenas desviando la mirada de vez en cuando para sopear otro pedazo de cuerno mientras Kirk y Spock salvaban al universo...
Star Trek es una de las series fundamentales no sólo de la ciencia ficción, sino de la cultura en general. Sin duda los capítulos originales y su filosofía parecen una reliquia hoy en día, y es porque lo son. Son de una época en la que Vietnam todavía no enloquecía a una generación, y la carrera espacial era algo real y emocionante que pegaba a la gente a sus televisiones... el espacio, la última frontera. Los viajes de la nave Enterprise, cuya misión durante los próximos años es explorar planetas y civilizaciones. Llegar a donde ningun hombre ha llegado antes.
Oh, sí. Por supuesto que la serie fue un fracaso en su corrida original de tres años. Pero algo ocurrió cuando empezaron a retransmitirla. Las oleadas de fans empezaron a surgir. Tal vez porque para entonces ya empezaba una época cínica y negativa, el mensaje de que había un brillante futuro con teletransportadores y viajes por el universo era esperanzador. O, como demostraron las estadísticas, una enorme cantidad de mujeres veían el programa porque se enamoraron del Sr. Spock. El hecho es que por más de 45 años, siempre ha habido Star Trek de alguna manera o de otra.
Siempre ha habido la guerra fundamental, por supuesto, entre fans de Star Wars y de Star Trek. Yo realmente nunca pasé de la serie original y uno que otro episodio aislado de la Nueva Generación o Deep Space Nine (que siempre pasaban aquí en la madrugada del domingo o algún otro horario espantoso), así que mi fanatismo se limitaba a las sesiones chocolateras con el abuelo. Sé distinguir entre un Tribble y un Phaser, pero hasta ayer supe lo que era un Romulano. Pero me encantaba la idea de tener una serie donde había tan grandes personajes recorriendo el universo y viviendo grandes aventuras... ¡Todos los días de la semana!
(OK, fabriqué un Enterprise como mi proyecto de escultura en chatarra para practicar soldadura en tercer semestre de la carrera, y en el proyecto de modelar manos en plastilina, mi obra estaba realizando el saludo Vulcano, pero esos son hechos aislados).
El problema de Star Trek, es que la misma pasión de sus fanáticos la fueron volviendo un culto cada vez más ajeno al público en general. Ésa misma pasión que logró con miles de cartas que el primer transbordador espacial de la NASA fuera bautizado como Enterprise (¿y cómo más, si no?), y que las frases "Live long and prosper" y "Where no man has gone before" se volvieran íconos culturales mucho antes de "May the Force be with you", también creó un ambiente de auténtico enajenamiento, con familias completas disfrazadas de Klingons para asistir a sus conferencias impartidas en Klingon (¿y quién tiene tiempo de ponerse a inventar un idioma, ya no digamos de aprenderlo?), y forzó la aparición de serie tras serie de interés decreciente e impenetrables para los televidentes casuales que buscaran algo entretenido. Series y peliculas mediocres que después de un rato no hacían más que ocupar los espacios de transmisión, hasta que las historias de la Federación quedaron en el olvido.
Hasta ahora, que J.J. Abrams ha decidido ir a donde muchos hombres han ido.
Pero haciendo lo que ninguno había hecho antes.
Desde la primera imagen de la película, es obvio que es una obra de amor. Amor por el universo, por las grandes aventuras, y por la infinita capacidad del ser humano para triunfar cuando todo está en contra. Porque ése siempre ha sido el mensaje que Gene Rodenberry buscaba transmitir: no se trata de las naves o los extraterrestres mal maquillados. Se trata de hasta dónde podemos llegar. Juntos.
No hace falta saber nada para disfrutar ésta gran aventura. Pero es mucho más divertido si uno va coleccionando a los personajes conforme van apareciendo. James T. Kirk, siempre pensando que para todo hay una solución sin importar lo imposible que parezca. Spock, en constante lucha entre su parte emocional y su parte lógica. Bones McCoy, capaz de volver a cualquiera a la realidad con una palabra. Chejov, Sulu, Uhura, Scotty... cada uno tiene su momento para brillar, y varios de ellos reciben mucha más profundidad en estas dos horas que en todas sus anteriores apariciones juntas.
Da gusto conocer a esta gente. Da gusto ver cómo resuelven sus diferencias y se enfrentan a la gran amenaza.
Da gusto ver el respeto por el pasado. J.J. Abrams supo cómo tomar todos los elementos cursis y pasados de moda, y hacerlos funcionar. Los transbordadores con forma de caja de Big Mac y los phasers de Buck Rogers. Los uniformes que han sido parodiados hasta la náusea. Las bitácoras del capitán. De alguna forma, logra que todo se vea tan fresco como la mañana. Sin necesidad de reinventr la rueda o de volver a los personajes en criaturas atormentadas o psicóticas. Sabe darle la reverencia a cada uno de los elementos. Sabe provocar cosquillas en la primera aparición del nombre del U.S.S. Enterprise.
Y sabe contar una grandiosa aventura, tan grande como puedan caber en la pantalla, pero tan personal como para que nunca dejes de estar del lado de la tripulación.
Claro que hay problemas en la película. Hay agujeros en el guión por los que cabe la nave de Nero. Hay que aceptar una enorme cantidad de coincidencias cósmicas, como que tal y tal se encuentren con tal precisamente en tal parte en exactamente tal momento... si uno se pone a darle vueltas a las paradojas temporales, como mínimo la lógica se desmorona... pero éso no es el punto, en sí. Lo que importa, está hecho perfectamente. Todo mundo está dispuesto a aceptar teletransportación y velocidad Warp y armas de materia densa. Se da por descontado y no requieren mayor justificación. Pero esta era una película sobre los personajes, sobre cómo se reúnen siete individuos únicos en la misión más grande de la humanidad, y cómo a través de sus conflictos y alianzas se vuelven algo legendario. Y éso, mis pequeños pitufitos, es una cátedra de cómo se maneja un elenco. cuando termina el primer acto, eres parte de la tripulación y estás entre amigos, y sólo quieres ver que triunfen cuando tienen todo el universo en contra.
Hablando de hazañas...
Si no por otra cosa, la película pasaría a la historia simplemente por la aparición de Leonard Nimoy como el Spock original... cómo logra recrear su personaje más de cuatro décadas después, es poco menos que increíble. No sólo se sigue robando la pantalla cada que aparece, lo hace con clase y estilo. Y tiene ésa aura de sabiduría que ya quisiera Gandalf en sus mejores momentos.
Esta película es una imposibilidad total. Es un homenaje que respeta todos los elementos de la serie original, incluso los más cursis y pasados de moda, y los hace funcionar. Cuenta cosas sobre los personajes que les dan enormes dimensiones y los hacen más humanos que en todas sus encarnaciones anteriores. Conserva el tono optimista y de gran aventura que no tiene por qué funcionar en estos tiempos, pero lo hace de maravilla. J.J. Abrams demuestra que puede manejar cualquier reto con un casting impecable, una dirección frenética, una música grandiosa, y un guión que no deja que uno escape.
Incluso sabe el momento exacto para decir la frase fundamental: El Espacio, la Última Frontera...
Espero que este sea el principio de muchas más aventuras de este nuevo Enterprise. Que pueda poner a varios a soñar en que esa frontera es para traspasarse y para iniciar el viaje más grande de todos. Que como en su aparición original, el mensaje de que este es un universo muy grande del que sólo nos separan nuestras propias estupideces y egoísmos, crezca y germine. Que nos demos cuenta de que está bien esperar buenas cosas en el futuro, con valor y esfuerzo y ésa idea olvidada de que realmente no hay imposibles.
Que la misión continua de todos, es llegar a donde nadie ha llegado.
O como en este caso, hacerlo mejor que todos los que llegaron antes.
Larga vida y prosperidad.
Eso es.
Pero sí está calentando grueso...
Bastantes frenéticos estos últimos días... y seguirán frenéticos, si tomamos en cuenta que en este momento faltan como cinco semanas y media para el riguroso San Diegazo (pandemias, crisis, y guerras nucleares aparte).
Me rindo... no entiendo qué es lo que quiere conseguir Corea del Norte con amenazas nucleras. Vamos, aparte de llevarse a algunos millones de Coreanos del Sur antes de que los vaporicen, en dado caso. ¿O les dan educación kamikaze desde su infancia? Capaz que eso pasa cuando tienen presidentes legitimos al frente... en fin.
Creo que los niños son el futuro. Hay que enseñarles bien y dejar que guíen el camino. Mostrarles la clase de belleza que poseen en su interior. Pero, caramba... REALMENTE estoy dispuesto a ofrecer feria por la posibilidad de darle un sape en la maceta a la niña del PRD.
Y de éso del voto en blanco: pues bien, la cosa es así de simple: si no dices a qué quieres jugar, después no te puedes quejar si juegan a lo que no querías. En mi humilde opinión.
Voy a echar rollo en la crítica, como ya se imaginarán...
Pórtense mal, cuídense bien, Nancynismo para todos... saludos a la Prieta en cuarentena, a la Polla en vela, al buen Buttkick, supongo, al Sr. Quintero, al heróico Cuaas, al Llarena para que no llore con un millón de flores, y a toda la maravillosa gente al otro lado del Alzheimer.
Y a la mejor esposa del mundo mundial. Desde hace un año y tres meses.
Próxima semana, cómo fabricar tangas con Choco Krispis.
RECOMENDACIONES:
-STAR TREK:
Uno de mis recuerdos más vívidos del abuelo, aparte de su navaja suiza y sus camisas de franela arremangadas a tres cuartos (costumbre que heredé, supongo), era que cada noche durante la primaria, mientras esperaba después de la escuela en su casa, me compraba un cuerno de aquéllos que no tienen mengambrea encima, y la abuela preparaba chocolate. Y él se sentaba conmigo a ver Viaje a las Estrellas.
Que muy probablemente detestaba, o se dormía viéndola... pero bueno, él me acompañaba.
Y yo estaba perdido para el mundo, apenas desviando la mirada de vez en cuando para sopear otro pedazo de cuerno mientras Kirk y Spock salvaban al universo...
Star Trek es una de las series fundamentales no sólo de la ciencia ficción, sino de la cultura en general. Sin duda los capítulos originales y su filosofía parecen una reliquia hoy en día, y es porque lo son. Son de una época en la que Vietnam todavía no enloquecía a una generación, y la carrera espacial era algo real y emocionante que pegaba a la gente a sus televisiones... el espacio, la última frontera. Los viajes de la nave Enterprise, cuya misión durante los próximos años es explorar planetas y civilizaciones. Llegar a donde ningun hombre ha llegado antes.
Oh, sí. Por supuesto que la serie fue un fracaso en su corrida original de tres años. Pero algo ocurrió cuando empezaron a retransmitirla. Las oleadas de fans empezaron a surgir. Tal vez porque para entonces ya empezaba una época cínica y negativa, el mensaje de que había un brillante futuro con teletransportadores y viajes por el universo era esperanzador. O, como demostraron las estadísticas, una enorme cantidad de mujeres veían el programa porque se enamoraron del Sr. Spock. El hecho es que por más de 45 años, siempre ha habido Star Trek de alguna manera o de otra.
Siempre ha habido la guerra fundamental, por supuesto, entre fans de Star Wars y de Star Trek. Yo realmente nunca pasé de la serie original y uno que otro episodio aislado de la Nueva Generación o Deep Space Nine (que siempre pasaban aquí en la madrugada del domingo o algún otro horario espantoso), así que mi fanatismo se limitaba a las sesiones chocolateras con el abuelo. Sé distinguir entre un Tribble y un Phaser, pero hasta ayer supe lo que era un Romulano. Pero me encantaba la idea de tener una serie donde había tan grandes personajes recorriendo el universo y viviendo grandes aventuras... ¡Todos los días de la semana!
(OK, fabriqué un Enterprise como mi proyecto de escultura en chatarra para practicar soldadura en tercer semestre de la carrera, y en el proyecto de modelar manos en plastilina, mi obra estaba realizando el saludo Vulcano, pero esos son hechos aislados).
El problema de Star Trek, es que la misma pasión de sus fanáticos la fueron volviendo un culto cada vez más ajeno al público en general. Ésa misma pasión que logró con miles de cartas que el primer transbordador espacial de la NASA fuera bautizado como Enterprise (¿y cómo más, si no?), y que las frases "Live long and prosper" y "Where no man has gone before" se volvieran íconos culturales mucho antes de "May the Force be with you", también creó un ambiente de auténtico enajenamiento, con familias completas disfrazadas de Klingons para asistir a sus conferencias impartidas en Klingon (¿y quién tiene tiempo de ponerse a inventar un idioma, ya no digamos de aprenderlo?), y forzó la aparición de serie tras serie de interés decreciente e impenetrables para los televidentes casuales que buscaran algo entretenido. Series y peliculas mediocres que después de un rato no hacían más que ocupar los espacios de transmisión, hasta que las historias de la Federación quedaron en el olvido.
Hasta ahora, que J.J. Abrams ha decidido ir a donde muchos hombres han ido.
Pero haciendo lo que ninguno había hecho antes.
Desde la primera imagen de la película, es obvio que es una obra de amor. Amor por el universo, por las grandes aventuras, y por la infinita capacidad del ser humano para triunfar cuando todo está en contra. Porque ése siempre ha sido el mensaje que Gene Rodenberry buscaba transmitir: no se trata de las naves o los extraterrestres mal maquillados. Se trata de hasta dónde podemos llegar. Juntos.
No hace falta saber nada para disfrutar ésta gran aventura. Pero es mucho más divertido si uno va coleccionando a los personajes conforme van apareciendo. James T. Kirk, siempre pensando que para todo hay una solución sin importar lo imposible que parezca. Spock, en constante lucha entre su parte emocional y su parte lógica. Bones McCoy, capaz de volver a cualquiera a la realidad con una palabra. Chejov, Sulu, Uhura, Scotty... cada uno tiene su momento para brillar, y varios de ellos reciben mucha más profundidad en estas dos horas que en todas sus anteriores apariciones juntas.
Da gusto conocer a esta gente. Da gusto ver cómo resuelven sus diferencias y se enfrentan a la gran amenaza.
Da gusto ver el respeto por el pasado. J.J. Abrams supo cómo tomar todos los elementos cursis y pasados de moda, y hacerlos funcionar. Los transbordadores con forma de caja de Big Mac y los phasers de Buck Rogers. Los uniformes que han sido parodiados hasta la náusea. Las bitácoras del capitán. De alguna forma, logra que todo se vea tan fresco como la mañana. Sin necesidad de reinventr la rueda o de volver a los personajes en criaturas atormentadas o psicóticas. Sabe darle la reverencia a cada uno de los elementos. Sabe provocar cosquillas en la primera aparición del nombre del U.S.S. Enterprise.
Y sabe contar una grandiosa aventura, tan grande como puedan caber en la pantalla, pero tan personal como para que nunca dejes de estar del lado de la tripulación.
Claro que hay problemas en la película. Hay agujeros en el guión por los que cabe la nave de Nero. Hay que aceptar una enorme cantidad de coincidencias cósmicas, como que tal y tal se encuentren con tal precisamente en tal parte en exactamente tal momento... si uno se pone a darle vueltas a las paradojas temporales, como mínimo la lógica se desmorona... pero éso no es el punto, en sí. Lo que importa, está hecho perfectamente. Todo mundo está dispuesto a aceptar teletransportación y velocidad Warp y armas de materia densa. Se da por descontado y no requieren mayor justificación. Pero esta era una película sobre los personajes, sobre cómo se reúnen siete individuos únicos en la misión más grande de la humanidad, y cómo a través de sus conflictos y alianzas se vuelven algo legendario. Y éso, mis pequeños pitufitos, es una cátedra de cómo se maneja un elenco. cuando termina el primer acto, eres parte de la tripulación y estás entre amigos, y sólo quieres ver que triunfen cuando tienen todo el universo en contra.
Hablando de hazañas...
Si no por otra cosa, la película pasaría a la historia simplemente por la aparición de Leonard Nimoy como el Spock original... cómo logra recrear su personaje más de cuatro décadas después, es poco menos que increíble. No sólo se sigue robando la pantalla cada que aparece, lo hace con clase y estilo. Y tiene ésa aura de sabiduría que ya quisiera Gandalf en sus mejores momentos.
Esta película es una imposibilidad total. Es un homenaje que respeta todos los elementos de la serie original, incluso los más cursis y pasados de moda, y los hace funcionar. Cuenta cosas sobre los personajes que les dan enormes dimensiones y los hacen más humanos que en todas sus encarnaciones anteriores. Conserva el tono optimista y de gran aventura que no tiene por qué funcionar en estos tiempos, pero lo hace de maravilla. J.J. Abrams demuestra que puede manejar cualquier reto con un casting impecable, una dirección frenética, una música grandiosa, y un guión que no deja que uno escape.
Incluso sabe el momento exacto para decir la frase fundamental: El Espacio, la Última Frontera...
Espero que este sea el principio de muchas más aventuras de este nuevo Enterprise. Que pueda poner a varios a soñar en que esa frontera es para traspasarse y para iniciar el viaje más grande de todos. Que como en su aparición original, el mensaje de que este es un universo muy grande del que sólo nos separan nuestras propias estupideces y egoísmos, crezca y germine. Que nos demos cuenta de que está bien esperar buenas cosas en el futuro, con valor y esfuerzo y ésa idea olvidada de que realmente no hay imposibles.
Que la misión continua de todos, es llegar a donde nadie ha llegado.
O como en este caso, hacerlo mejor que todos los que llegaron antes.
Larga vida y prosperidad.
Eso es.
3 Comments:
Felicidades por hoy :* Gracias por todo este tiempo! ;) Y si.. la pelicula de Star Treck está genial!! Altamente recomendable ;) Y divertida!!! Por algo tiene garantía Cinepolis.. jeje
No he ido a verla por que no ha llegado a Tlaxcala... pero en cuanto la pongan estaré viendo qué onda...
Nunca fuí fan de Star Trek pero me llama mucho la atención esta película...
Saludos!
Se me había pasado comentar por aquí, pero bueno...
Milagro, estamos de acuerdo en que esta película es muy chida. Y que se hizo con cariño, a pesar de que el director es fan de Star Wars (eh, yo era fan tanto de Star Trek como de Star Wars, y fue la sobrexplotación de esta última lo que me alejó con ganas).
Pásate por mi reseña si tienes tiempo, y a ver qué opinas.
(¿Viste la primera temporada de Héroes, cuando Hiro Nakamura se teletransporta por primera vez a Nueva York, y que inmediatamente hace el saludo vulcano como si eso fuera garantía de que no lo arrestaran...? Me gustaría escribir una nueva y no despectiva versión de la venganza de los nerds...)
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