Recuperando el toque...
... cinco doble cartas por los dos lados y como dos lápices después, creo que ya nos quitamos la mayor parte de la oxidación (pero el trabajo va avanzando leeeeeeeento, afortunadamente no hay urgencias. Hoy). Nos estamos ajustando a la nueva rutina, ya saben, acordarse de comprar leche y lavar los platos. Cosas.
Nada más estoy esperando a que Ya-Saben-Quién mande a sus diez mil concubinas kamikazes a montonear diputados...¨
A lo que no me acostumbraré es a ver la luz del día antes de las ocho de la mañana, eso es bárbaro... caramba, ni siquiera resistí quedarme al final del segundo capítulo de House. Que ya había visto cuatro veces, pero no es excusa de todas formas.
En fin, el trabajo avanza y supongo que hoy o mañana debo hacer una Holy. Suponiendo que en Proyecto C no hayan botado el espacio todavía.
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CRÓNICAS DE LA AVENTURA EUROPEA (2)
¿Saben lo que convierte al primer mundo en primer mundo, o por lo menos a París? No es que sean más cultos o saludables o civilizados que nosotros (francamente son bastante brutos buena parte del tiempo, y por lo menos acá se acostumbra el baño diario)... la diferencia crítica entre el primer mundo y nosotros es el transporte público, hijitos míos. (Y esos maravillosos puestos de periódicos donde puedes comprar dvd's semanales de Twilight Zone o ER... pero bueno, eso es otra historia).
Lo primero que hicimos al superar la complejidad gordiana del aeropuerto Charles De Gaulle fue comprar una Card Orange (o como se llame, así suena), que es el pase de una semana para los transportes públicos: trenes, metro, autobuses. 36 euros, ok, suena como mucho, pero es ilimitado, y no se puede comprender la experiencia hasta haber pasado por ella. El metro de París fue diseñado por un genio o un maniático... tal vez era ambos. No me explico cómo se dieron a la tarea de hacer ese sistema de túneles, o cómo lograron aprovechar justo los túneles correctos... el caso es que es un sistema PERFECTO. Puedes llegar del punto más lejano al otro extremo en... ¿media hora? ¿cuarenta minutos exagerando? El metro llega a TODO. Los autobuses conectan con TODO. Si tienes que esperar más de dos minutos al siguiente tren es una tragedia impensable. No hay punto que esté fuera del sistema... hay planos cada treinta pasos con todas las rutas que puedes tomar para llegar a cualquier otro lugar. Ni siquiera necesitas saber francés para usarlo.
¿Qué tenemos aquí? ¿Tren ligero y Sistecozome?
Eso, mis pequeños pitufitos, fue mi primera gran revelación... tener un metro de verdad en la ciudad es casi tan bueno como poder teletransportarse.
Ah, sí, y la torre está plagada de Tunecinos vendiendo llaveros y Serbias preguntándote si hablas inglés para darte el sablazo.
Seguimos...
Eso es.
Nada más estoy esperando a que Ya-Saben-Quién mande a sus diez mil concubinas kamikazes a montonear diputados...¨
A lo que no me acostumbraré es a ver la luz del día antes de las ocho de la mañana, eso es bárbaro... caramba, ni siquiera resistí quedarme al final del segundo capítulo de House. Que ya había visto cuatro veces, pero no es excusa de todas formas.
En fin, el trabajo avanza y supongo que hoy o mañana debo hacer una Holy. Suponiendo que en Proyecto C no hayan botado el espacio todavía.
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CRÓNICAS DE LA AVENTURA EUROPEA (2)
¿Saben lo que convierte al primer mundo en primer mundo, o por lo menos a París? No es que sean más cultos o saludables o civilizados que nosotros (francamente son bastante brutos buena parte del tiempo, y por lo menos acá se acostumbra el baño diario)... la diferencia crítica entre el primer mundo y nosotros es el transporte público, hijitos míos. (Y esos maravillosos puestos de periódicos donde puedes comprar dvd's semanales de Twilight Zone o ER... pero bueno, eso es otra historia).
Lo primero que hicimos al superar la complejidad gordiana del aeropuerto Charles De Gaulle fue comprar una Card Orange (o como se llame, así suena), que es el pase de una semana para los transportes públicos: trenes, metro, autobuses. 36 euros, ok, suena como mucho, pero es ilimitado, y no se puede comprender la experiencia hasta haber pasado por ella. El metro de París fue diseñado por un genio o un maniático... tal vez era ambos. No me explico cómo se dieron a la tarea de hacer ese sistema de túneles, o cómo lograron aprovechar justo los túneles correctos... el caso es que es un sistema PERFECTO. Puedes llegar del punto más lejano al otro extremo en... ¿media hora? ¿cuarenta minutos exagerando? El metro llega a TODO. Los autobuses conectan con TODO. Si tienes que esperar más de dos minutos al siguiente tren es una tragedia impensable. No hay punto que esté fuera del sistema... hay planos cada treinta pasos con todas las rutas que puedes tomar para llegar a cualquier otro lugar. Ni siquiera necesitas saber francés para usarlo.
¿Qué tenemos aquí? ¿Tren ligero y Sistecozome?
Eso, mis pequeños pitufitos, fue mi primera gran revelación... tener un metro de verdad en la ciudad es casi tan bueno como poder teletransportarse.
Ah, sí, y la torre está plagada de Tunecinos vendiendo llaveros y Serbias preguntándote si hablas inglés para darte el sablazo.
Seguimos...
Eso es.
1 Comments:
Oh si la Carte Orange es maravillosa. Y el metro de Paris es la onda... de hecho Paris sigue siendo lo que más me ha gustado de Europa.. tiene algo mágico!!!
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