Tuesday, May 07, 2013

618. RIP Ray Harryhaussen.

Cada vez hay menos gigantes entre nosotros.

Cuando estaba por estrenarse "Furia de Titanes", allá en 1981-82, apareció en televisión un maravilloso programa de detrás de Cámaras llamado Hombre, Mito, y Titanes. Mostraban imágenes increíbles de un mago o hechicero que le daba vida al Kraken, a Medusa, a Calibos y a incontables inmortales, moviendo estatuas paso a paso, un milímetro a la vez. Entonces me preguntaba qué tenían que ver las otras imágenes que pasaban en el documental, el cíclope con el cuerno en la frente, la diosa hindú de seis brazos, los esqueletos guerreros... no sabía qué tenían que ver esas otras criaturas con los dioses griegos.

Resultaba que todas esas criaturas tenían el mismo padre.

En esta generación habrá pocos que sepan (mi heredera entre ellos, me encargaré de eso) que antes de las computadoras, la magia del cine se hacía totalmente con imaginación, arcilla, tornillos, látex, ingenio y mucha paciencia. Ray Harryhaussen fue no fué el primer mago de los efectos especiales, pero fué el más grande de todos. Uno de los que vieron King Kong (como su amigo de toda la vida, Ray Bradbury) y jamás salieron de la película. Que decidieron que habían visto magia, y que querían aprender el secreto para crearla.

No recuerdo la primera película de Harryhaussen que ví. Tal vez Jason y los Argonautas. O alguna de Sinbad. O el Valle de Gwangi. El hecho es que no podía despegarme de la pantalla. Claro, esperaba impacientemente a que aparecieran las criaturas. Se me olvidan los argumentos y los actores, pero jamás las maravillosas criaturas. (Y es el único cineasta, junto con James Cameron, de quien tengo todas sus películas en la videoteca. Excepto Los Viajes de Gulliver). Es difícil explicar la titánica labor que implica el Stop-Motion (o Dinamation, como llamaron comercialmente al proceso de combinar animación y actores): meses de trabajo para unos segundos de actuación en pantalla. Y Ray Harryhaussen lo hacía como nadie.

Dénse un tiempo para ver sus películas. (Dudo que alguna vez se diga: una película de Industrial Light and Magic o de Weta, antes de nombrar al director. Harryhaussen SIEMPRE se robó la película. Así es como se buscan en Amazon). Si están en el medio de los efectos, traten de encontrarle alguna falla a la Hidra, o a los esqueletos, o a Medusa. El hombre era el maestro de lo imposible, y lo hacía con una facilidad que asustaba. Y con un amor que llenaba la pantalla. No hacía efectos, creaba vida. Creaba leyendas.

Aún así, tenía treinta años sin hacer películas, lo cuál es una lástima. Eso sí, supo retirarse cuando estaba en su mejor momento, y hasta hace muy poco seguía lúcido y con opiniones inobjetables sobre el cine y los efectos especiales. No hay cineasta desde George Lucas hasta Guillermo del Toro que no tenga la huella de Harryhaussen en el corazón.

Imaginación, arcilla, ingenio, mucha paciencia.

Eso es todo lo que necesitan los dioses para hacer milagros.

Hasta siempre, Ray.

Eso es.


1 Comments:

Blogger Auro said...

UN grande sin duda! Es ya una leyenda!

8:44 PM  

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