Laura la abandonada

A alguien se le ocurrió la brillante idea de hacer promocionales de Holy para la convención que habrá en dos semanas (a mí, creo)... así que alguien tuvo que estar hoy trabajando como negro. Perdón, como afromexicano que hace trabajo que ni los afroamericanos quieren. Total, no es como si los clientes estuvieran derribando la puerta en estos días. Si sigue la tendencia, tendré que desempolvar los zapatos de talonear.

Dicen que mientras más hablas de una historia, menos ganas vas a tener de hacerla... en este caso, esta va a ser una historia a la que jamás voy a llegar, llevo cuatro años tomándola y dejándola, y apenas hace un mes hice el primer garabato que creo que le hace justicia (el que ilustra el post, chamacas y chamacos). Y seguro ya se las conté: Laura D'Leòn, la última descendiente de Ponce de León (el español que se murió buscando la fuente de la juventud), recibe en herencia una tienda donde todas las leyendas, supersticiones, seres míticos y creaciones imposibles están en los estantes. Y se le ocurre que con todo eso podría hacer el negocio más grande de la historia. Así que empieza a tener ideas. Los unicornios sólo pueden ser tocados por vírgenes, así que los renta en las escuelas de monjas como detectores de castidad para las alumnas. Frankenstein se puede producir en serie y vender como kit para que los niños se diviertan armando su propio cadáver para animar. Puede vender tarjetas Ouijatel para hablar al más allá con la mejor conexión. Pero el mundo no está preparado para las ideas de Laura. Y los clientes jamás leen las instrucciones...

En fin, algún día, tal vez este año. Por lo pronto, esta es Laura y su amiga Tuna la minisirena, que grabó un disco que volvió zombie a la mitad de la raza humana.

Y todo esto salió porque un día ví a la Más Exótica de mis Hijas con un reptil prehistórico de dos metros enredado.

Eso es.